En un clima de profunda gratitud y espíritu jubilar, la comunidad religiosa Misioneras de Jesús Eterno Sacerdote celebró hoy sus 50 años de presencia misionera en Bolivia, un acontecimiento que coincide con el gran Jubileo de la Iglesia Católica y que reafirma la identidad de la congregación como peregrinas de esperanza.
Durante la Eucaristía central, la Superiora General, Madre María Cristina Alessio, dirigió emotivas palabras recordando que fue el 28 de noviembre de 1975 cuando llegaron al país las tres primeras misioneras: María Jean Paula Conforti, María Teodora Esmiraglia y María Luisa Parzani. Su llegada respondió al pedido de los padres franciscanos menores de la provincia italiana de Trento y al deseo profundo de la fundadora del instituto, la Venerable Sierva de Dios Margarita María Guaini, de llevar el carisma de la congregación más allá de las fronteras italianas.
Madre María Cristina recordó que la misión en Bolivia nació del “sueño ardiente de comunicar a todos el amor misericordioso de Dios” y de anunciar el misterio de la redención que se actualiza en cada Eucaristía. Los primeros años, señaló, fueron particularmente desafiantes, pero la comunidad experimentó siempre “la mano fuerte de Dios, que jamás nos abandonó”.
En su mensaje, expresó profundo agradecimiento a las primeras hermanas misioneras, dos de ellas ya en la presencia del Señor, cuya valentía y fe permitieron consolidar una obra que parecía humanamente inalcanzable. También agradeció a las hermanas que continuaron esta labor desde Italia y especialmente a los padres franciscanos, quienes acompañaron, orientaron y sostuvieron la misión desde sus inicios.
La Superiora General destacó que los frutos de estos 50 años se hacen visibles hoy no sólo en Bolivia, sino también en Perú y Uruguay, donde la congregación desarrolla una amplia labor pastoral, educativa y de acompañamiento espiritual, especialmente a los sacerdotes. “El carisma continúa vivo en cada obra, en cada servicio y en cada vocación que Dios ha regalado a nuestro Instituto”, afirmó.
Madre María Cristina subrayó que este aniversario no sólo mira al pasado, sino que impulsa a contemplar el futuro con esperanza renovada. Invitó especialmente a las hermanas de América Latina a asumir con fidelidad y alegría la misión que continúa, “abiertas a los signos de los tiempos y atentas a las necesidades de la Iglesia”.
Dirigiéndose asimismo a los misioneros de Jesús Eterno Sacerdote, reconoció su presencia como un don para la familia religiosa, expresión del amor de Dios “como puentes entre la tierra y el cielo”.
Finalmente, la Superiora General afirmó que estos 50 años constituyen “un tiempo de gracia y bondad del Señor”, un legado que la congregación desea seguir transmitiendo con el mismo ardor misionero que inspiró a las primeras hermanas.

Comentarios
Publicar un comentario