Bolivia es un país con raíces cristianas señala el Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana
“Aunque seamos un Estado laico, lo que no podemos renunciar es a nuestras raíces. Nuestras raíces son cristianas, y negarlas sería desenraizar nuestra historia y nuestro sentido de nación”, afirmó el sacerdote.
El representante de la Iglesia recordó que la laicidad del Estado no significa negar la fe, sino garantizar la libertad de todos los ciudadanos, creyentes y no creyentes, en un marco de respeto mutuo.
“Debemos respetar la libertad de los no creyentes, pero también reconocer que Bolivia es un país de raíces cristianas. Se trata de convivir en armonía, sin imponer, pero tampoco sin negar lo que somos”, añadió.
Durante su declaración, el P. Pla también alertó sobre la “nueva pobreza” que representa la drogadicción y el narcotráfico, flagelos que amenazan especialmente a la juventud boliviana.
“La droga no solo destruye vidas, sino que arrastra a una espiral de muerte: trata y tráfico de personas, comercio de órganos y explotación sexual. Es urgente enfrentar este problema con seriedad y responsabilidad”, señaló.
Asimismo, el Secretario General Adjunto hizo un llamado a las autoridades y a la sociedad civil a dialogar y actuar de manera conjunta frente a estos desafíos: “No se trata de señalar culpables, sino de sentarse a dialogar y buscar soluciones reales. Si Bolivia no regula ni enfrenta con firmeza el narcotráfico, corremos el riesgo de convertirnos en un país consumidor, con graves consecuencias para nuestros jóvenes.”
Finalmente, el portavoz de la CEB reiteró que la Iglesia seguirá alzando su voz profética en defensa de la vida, la dignidad humana y la fe del pueblo boliviano. “Las espirales de muerte hay que terminarlas siempre. Como Iglesia, seguiremos anunciando la vida y la esperanza que brotan del Evangelio.”


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