Fiesta de Todos Santos y la Conmemoración de los Fieles Difuntos, fiesta de fe, oración y solidaridad
P. Juan Carlos Molina, Vicario Pastoral de la Arquidiócesis de Cochabamba invitó a todos los fieles a participar con espíritu de fe, oración y solidaridad en las próximas celebraciones de la Solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre) y la Conmemoración de los Fieles Difuntos (2 de noviembre), tradicionalmente conocidas en nuestro medio como la Fiesta de Todos Santos.
El Vicario Pastoral explicó que, aunque ambas celebraciones se viven de manera continua, tienen significados distintos y complementarios. “El primero de noviembre está dedicado a todos los santos que ya gozan de la Gloria del Cielo, no solo a los que figuran en el calendario litúrgico, sino también a los santos anónimos, hombres y mujeres bautizados que vivieron con fidelidad su fe”, señaló.
Por su parte, el 2 de noviembre la Iglesia conmemora a los fieles difuntos, “aquellos hermanos nuestros que han partido de esta vida y que, si aún necesitan purificación, reciben el consuelo de nuestras oraciones para que el Señor los acoja en su Reino”, añadió el Vicario.
Asimismo, recordó que las expresiones culturales y tradiciones propias de esta fecha —como el mast’aku o mesa de Todos Santos, las tantawawas, las escaleras, las lunas y soles de pan, entre otros signos— deben vivirse en su sentido más profundo, como una manifestación de fe y comunión espiritual con nuestros seres queridos difuntos. “Más allá del armado de la mesa o de los elementos simbólicos, lo más importante es orar por ellos y, si es posible, ofrecer la Santa Misa por su descanso eterno”, subrayó.
P. Molina recuerda también que las parroquias y templos de la ciudad y el área rural ofrecerán misas comunitarias en las que los fieles pueden inscribir los nombres de sus difuntos. Se alienta a participar en ellas y a mantener viva la oración por los que ya han partido.
Finalmente, el mensaje P. Juan Carlos Molina invitó a vivir estas celebraciones con espíritu de solidaridad cristiana. “Al compartir los alimentos del mast’aku o al visitar los cementerios, recordemos también a los más necesitados, a los niños que rezan, a quienes ofrecen su servicio. La oración y la caridad son las mejores ofrendas para nuestros hermanos difuntos”, concluyó.

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