Hoy domingo 14 de septiembre,
Mons. Oscar Aparicio a resaltado fundamentalmente en su homilía el profundo
amor que Dios nos tiene y que debemos mirar la Cruz como un elemento de
salvación: Nos apoyamos en esta cruz. Por eso les decía descansemos en la Cruz
de Cristo y en nuestras cruces. Porque da fatiga enfrentar las adversidades, da
fatiga los problemas, da fatiga el hecho de enfrentar grandes necesidades, da
fatiga enfrentar la falta de salud, da fatiga enfrentar las crisis, las
frustraciones, las divisiones, dijo la primera autoridad eclesial en Cochabamba.
A las 10:00 de la mañana inicio
la Misa de Tedeum por el 215 aniversario del Departamento de Cochabamba, en la
catedral San Sebastián. Acto litúrgico donde participaron las principales
autoridades civiles del Departamento
Mons. Aparicio resaltó que en el amor del Señor es posible con este espíritu caminar hacia adelante. Dios envió a su Hijo no para juzgar al mundo sino para que el mundo se salve por él. Estamos invitados con este espíritu a seguir caminando en Cochabamba.
Estamos invitados a entrar en este servicio también entre nosotros, sobre todo por aquellos que más lo pueden necesitar. Vean que la Cruz de Cristo tiene estas dos, esta cruz, este árbol tiene el sentido horizontal, que es mirar a Dios y responder al amor de Dios. Pero tiene esta otra, esta línea vertical, mirar a Dios y horizontal, los brazos abiertos de Jesús que ama a la humanidad, señaló a los asistentes a Tedeum en la Catedral metropolitana de Cochabamba.
En este sentido entonces estamos llamados a aquello. Celebramos este Tedeum celebramos, glorificamos a Dios para que Él nos siga acompañando. Felicidades Cochabamba, aquí a la cabeza del Señor Gobernador, puntualizó
Homilía de Mons. Oscar Aparicio
Arzobispo de Cochabamba
Tedeum por el 215 Aniversario de Cochabamba
Quiero saludar al Gobernador del
Departamento de Cochabamba, al Presidente de la Asamblea Legislativa, al Señor
Alcalde Municipal de Cochabamba, vocal de la corte electoral de Cochabamba,
Diputados Asambleístas, Presidente del Consejo Municipal de Cochabamba,
embajador de Panamá, cónsul de Brasil, Comandante de las Fuerza Aérea, en al
Comandante Departamental de la Policía, a todos los invitados que estamos
participando en esta eucaristía, señor Tuto, Juan Pablo, saludo también a todos
ustedes.
Si nos hemos congregado en esta Catedral es
justamente para celebrar este Tedeum, ya he dicho el sentido profundo de lo que
nos conlleva a hacer esta celebración, y aunque vean que parece redundante el
hecho de cantar el Gloria de esta manera y reconocer con el kirie, kirie, kirie
leison, Señor en Piedad, Cristo en piedad, estamos reconociendo la obra, la
obra de Dios, y es bueno que nosotros entonces tengamos un pequeño alto
reposemos para celebrar y reconocer esta obra de Dios, desde nuestro corazón
manifestar aquello que es justamente Dios providente, Dios que se hace
presente.
Yo sé que hay muchas actividades, mucho más siendo tan importante estos 215 de gestas libertarias, pero en este momento reposemos en el Señor, escuchemos su Palabra, la propuesta que nos da, descansando en el Señor Jesús, que es el que propiamente nos ayuda a mostrarnos el amor profundo que Dios nos tiene. De hecho, nosotros somos testigos que ya durante todo este tiempo estamos celebrando aquí en Cochabamba, junto con la Iglesia Universal, ciertamente el gran jubileo. Nos alegramos profundamente y queremos ser peregrinos de esperanza.
Linda coincidencia que justamente celebramos también los 200 años de nuestra parte, el Bicentenario, pero también el Bicentenario de las parroquias de Santa Ana de Cala Cala y de San Joaquín en Jayhuayco, al norte y al sur, remarcando por tanto nuestro ser y espiritualidad, sobre todo Mariana. No olvidemos cuántos, cuántos devotos, cuánta manifestación religiosa también a través de esta Asunta a los cielos, la Virgen María en las advocaciones de Urcupiña y de la Bella nos mueve el corazón, este espíritu mariano.
Y de hecho, si nosotros vemos aquí la imagen de la Virgen de la Merced, nos une también estas gestas libertarias en la co patrona de nuestra Catedral y de nuestra Arquidiócesis. El 24 de septiembre celebramos su festividad, reconociendo que ella también nos acompaña. Nuestras gestas libertarias están trazadas, diríamos así, en el plan salvífico de Dios mismo.
Y qué bueno que hoy celebremos en este día, domingo, Día del Señor, la Exaltación de la Santa Cruz. Cierto que tenemos el privilegio, diríamos así, de Cochabamba, que celebramos el aniversario en la Festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Algo nos tiene que decir.
Hemos escuchado el Libro de los Números. Dios acompaña a su pueblo. Dios, aquellos que eran esclavos, los ha liberado. En el día los acompaña con la nube, pasando el desierto, en la noche con la luz. Y en las adversidades justamente aparece esta serpiente que pica a los hijos de Israel y que contrae la muerte. Sin embargo, de allá, Dios suscita la vida.
No es por casualidad entonces esta serpiente de bronce levantada en un mástil. Quien fuera atacado por la muerte, mirando esta cruz o este mástil, esta serpiente que es derrotada, la muerte que es derrotada, se encuentra la salvación. Dios es capaz de sacar de la esclavitud la libertad. Dios es capaz de sacar de la muerte la vida. Dios, pero hermano, que nosotros podamos ver plasmado en nuestra vida diaria, en lo cotidiano, también aquello. No olviden las proezas del Señor.
Un Dios que ama, un Dios que libera
Vean cuánto es importante esto
que hemos cantado. No sólo es la invocación al pueblo de Israel, sino también a
nosotros en concreto aquí, en concreto en Cochabamba. Los gritos libertarios,
el trabajo, el sacrificio de cuanta gente está plasmada justamente en un Dios
que se hace providente, un Dios que salva, un Dios que libera, un Dios que ama
profundamente y sobre todo nunca abandona en los momentos de mayor dificultad.
No olviden las proezas del Señor en su gestión, en su servicio, en su autoridad, en aquello que Dios nos ha concedido, en sus gestas libertarias, en sus aniversarios. No olviden las proezas del Señor. Y lo que dirá Pablo, no olvidamos porque el amor de Dios es profundo.
Dios te ama a ti, a ti, a mí. Y en nuestra debilidad, en nuestro caminar hacia la muerte, nos libera. ¿De dónde puede venir la fuerza de la vida, la energía, la salud, el trabajo por los demás? Es de un Dios que es providente y nos rescata.
Peregrinamos en este mundo. Como anticipo del cielo podemos entrar en este servicio y también caminar hacia la gloria de Dios. Por tanto vean que en realidad y profundamente cualquier manifestación humana de construir un pueblo si está apoyada en Dios, en el amor de Dios, y si lo hacemos por amor definitivamente, es justamente en atención a este Dios que está presente en nuestra sociedad, en nuestro mundo.
Así lo dice el Evangelio, nadie ha subido al cielo sino el que descendió del cielo. Jesús siendo Dios se hizo hombre. Jesús siendo hombre se hizo servidor.
Nos apoyamos en esta cruz. Por eso les decía descansemos en la cruz de Cristo y en nuestras cruces. Porque da fatiga enfrentar las adversidades, da fatiga los problemas, da fatiga el hecho de enfrentar grandes necesidades, da fatiga enfrentar la falta de salud, da fatiga enfrentar las crisis, las frustraciones, las divisiones.
Sin embargo plasmados y reposando en el Señor, en el amor del Señor es posible con este espíritu caminar hacia adelante. Dios envió a su Hijo no para juzgar al mundo sino para que el mundo se salve por él. Estamos invitados con este espíritu a seguir caminando en Cochabamba.
Estamos invitados a entrar en este servicio también entre nosotros, sobre todo por aquellos que más lo pueden necesitar. Vean que la cruz de Cristo tiene estas dos, esta cruz, este árbol tiene el sentido horizontal, que es mirar a Dios y responder al amor de Dios. Pero tiene esta otra, esta línea vertical, mirar a Dios y horizontal, los brazos abiertos de Jesús que ama a la humanidad.
En este sentido entonces estamos llamados a aquello. Celebramos este Tedeum celebramos, glorificamos a Dios para que Él nos siga acompañando. Felicidades Cochabamba, aquí a la cabeza del Señor Gobernador.
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