Mons. Iván Vargas: Recomienda no perder la esperanza en un futuro mejor

 


Hoy a las 7:00 de la mañana en el templo San Ildefonso y Santuario Virgen de Urcupiña se celebró la Misa de Acción de Gracias por el 120 aniversario de la provincia de Quillacollo, la misma estuvo presidida por Mons. Iván Vargas, Obispo Auxiliar de Cochabamba y Rector del Santuario de Urcupiña.

Mons. Iván dirigiéndose a los asistentes dijo:  creo que es importante conocer toda esta coyuntura en la que estamos viviendo, que no está bien y que evidentemente provoca dolor, provoca sufrimiento. Pero frente a esta realidad no podemos perder la esperanza. La esperanza en un futuro mejor, la esperanza en tantos jóvenes que anoche hemos visto en el desfile.

El prelado resaltó la existencia de mucha juventud en Quillacollo ¿Cuántos institutos, ¿cuántos colegios? O sea, ellos son nuestra esperanza. La esperanza de días mejores, la esperanza de lograr un país que realmente viva en dignidad, donde se respete la dignidad humana. Y creo que esto es importante, nuestro futuro, dijo al referirse a ellos.

Mirar siempre con esperanza. No desanimarnos, no desalentarnos, sino fortalecernos día a día sabiendo que nos espera un futuro mejor, recomendó el Rector del Santuario de Urcupiña.

HOMILÍA DE MONS. IVÀN VARGAS

OBISPO AUXILIAR DE QUILLACOLLO

120 ANIVERSARIO DE FUNDACIÓN DE LA PROVINCIA DE QUILLACOLLO

Queridos hermanos, hermanas, quiero reiterar mis saludos a cada uno de ustedes. Bienvenidos a esta celebración de la Eucaristía. Una acción de gracias que conocemos nosotros como TEDUM.

Un saludo muy cordial también a nuestro Señor Alcalde Municipal, a las autoridades que lo acompañan, a la Presidenta del Consejo Municipal, al Comandante Regional del Valle Bajo, Honorables Concejales, queridos Directores del Honorable Gobierno Municipal.

Creo que es importante iniciar un día tan grandioso dando gracias a Dios. Un día tan grandioso en que este territorio, ha sido elevado a provincia en 1905. Y darle gracias a Dios por este territorio que nos acoge. Anoche en el desfile de Teas, constantemente el maestro de ceremonias decía una tierra que nos integra, una tierra bendecida por Dios. ¿Por qué? Porque está con nosotros la madre de Dios, la Santísima Virgen María, en su advocación de Urcupiña.

Entonces, qué bello reconocer esta tierra que nos acoge y darle gracias a Dios por ello, porque es importante decir un buen nacido es bien agradecido. Y creo que todos nosotros somos buenos nacidos, por eso somos agradecidos en primer lugar a Dios por la vida, por el don de la vida y también por la creación que nos concede para poder habitar y poder tener una vida digna. Vemos en este texto del Evangelio a Jesús que tiene una mirada con sus discípulos y con la realidad.

El problema de querer ser el primero

La primera mirada que ve en los discípulos es que hay un conflicto entre ellos, hay un problema entre ellos. Y el problema es querer ser el primero, querer estar por encima de los demás, querer tener protagonismo. Y esto es normal, es una realidad, es una fragilidad humana. Querer ser el primero a pesar de todo, a costa de todo, querer lograr el protagonismo también sin importar sobre qué estamos trabajando, sobre qué estamos haciendo, pero lograr este objetivo. Es una cosa muy humana. Es una mirada de Jesús.

Por eso frente a esta mirada Jesús hace correcciones, como el buen maestro. Como el maestro, Jesús corrige a sus discípulos y les dice, si quieren ser grandes, háganse servidores. Si quieren ser grandes, háganse servidores.

Si quieren ser los primeros, sean los últimos. O háganse esclavos, nos dice en el texto. Y creo que esto es importante reconocer cómo Jesús a través de esta corrección les llama a vivir la humildad.

La Humildad y la sencillez nos hacen grandes

La humildad y la sencillez. Y esto es lo que nos hace grandes también a nosotros, queridos hermanos. La sencillez y la humildad.

Todo tipo de arrogancia, todo tipo de prepotencia, todo tipo de orgullo siempre nos va a llevar a la ruina. Siempre nos va a llevar a la ruina. Entonces es importante también escuchar esta recomendación que Jesús hace a sus discípulos y que hoy nos hace a nosotros que para ser grande hay que ser humildes y sencillos.

Y podemos encontrar muchos ejemplos en autoridades, en personajes, quizás en la familia también, en nuestros padres, etc. Podemos encontrar estos testimonios de sencillez y humildad. Entonces es un llamado que hace Jesús a sus discípulos.

Y se conoce Él, Jesús reconoce que la prepotencia y el orgullo, como dice el texto, ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Esa es la arrogancia, esa es la prepotencia que Jesús reconoce en una autoridad. Entonces una autoridad debe ser, como lo dice el texto, sencillo y humilde.

Y creo que es importante también esta mirada de Jesús que sea también nuestra mirada. Primero, una mirada al pasado. Creo que como autoridades, como funcionarios o trabajadores, etc., ¿cómo debemos mirar el pasado? Con gratitud, saber agradecer el pasado.

¿Cuántos personajes han marcado historia en este pueblo? ¿Cuántos personajes que han marcado historia, han marcado cultura, han marcado tradiciones, han marcado valores? Y ser agradecidos con ellos. Por eso es que tenemos algunas calles, avenidas, etc., que llevan su nombre, un Constantino Morales. Protagonista para que este territorio sea elevado a provincia.

Un Constantino Morales. Y así muchos personajes que han marcado historia, que han dejado huellas. Entonces saber ser agradecidos con estos personajes que han dejado huellas, que han marcado el camino y que nos han dejado también la señal por donde debemos caminar.

Nuestra mirada al presente

En segundo lugar, nuestra mirada al presente. ¿Cómo debe ser nuestra mirada al presente? Desde el puesto que tenemos, desde este estatus que tenemos, ¿cómo debe ser nuestra mirada en el presente? Con responsabilidad. Una mirada responsable.

El presente que hoy vivimos y por el cargo que ejercemos, por esta encomienda que se nos ha dado a través del pueblo o a través de nuestros superiores, pues debemos ejercerla con responsabilidad. Sobre nuestras espaldas estamos cargando una gran responsabilidad. Todo un pueblo.

 Y eso es importante. La responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos. ¿Y cómo estamos ejerciendo esta autoridad? ¿Qué estamos haciendo por este pueblo? ¿Nuestra autoridad está siendo ejercida con transparencia? ¿A la luz del sol? ¿Cómo estamos ejerciendo esta autoridad? Y nuestra tercera mirada, al futuro.

¿Cómo debemos mirar el futuro? El futuro lo debemos mirar con esperanza. Estamos viviendo en una coyuntura muy difícil, una coyuntura económica bastante álgida, deprimente, una coyuntura política que desanima, desalienta, una coyuntura social que provoca compasión, que provoca pena. Entonces estamos viviendo en una coyuntura bastante difícil.

Ya alguien se adelantó y decía, nuestra patria se está muriendo. Nuestra patria se está muriendo. Ya se habían adelantado con esto.

Y creo que es importante conocer toda esta coyuntura en la que estamos viviendo que no está bien y que evidentemente provoca dolor, provoca sufrimiento. Pero frente a esta realidad no podemos perder la esperanza. La esperanza en un futuro mejor, la esperanza en tantos jóvenes que anoche hemos visto en el desfile.

¿Cuánta juventud, cuánta gente joven en nuestro pueblo de Quillacollo? ¿Cuántos institutos, cuántos colegios? O sea, ellos son nuestra esperanza. La esperanza de días mejores, la esperanza de lograr un país que realmente viva en dignidad, donde se respete la dignidad humana. Y creo que esto es importante, nuestro futuro.

Mirar siempre con esperanza. No desanimarnos, no desalentarnos, sino fortalecernos día a día sabiendo que nos espera un futuro mejor. Queridos hermanos, hermanas, que este Dios de la vida bendiga nuestras vidas.

Que este Dios de la vida también nos anime, nos aliente a seguir trabajando en esta recta final que nos toca como Consejo, como Ejecutivo. Una recta final ya. Y a saber hacer una auto-evaluación personal, hacer una evaluación también de institución, cómo hemos trabajado y qué debemos dejar para los demás, qué huellas estamos dejando y cómo estamos logrando un camino para que los demás sigan el mismo camino que estamos forjando.

Que el Dios de la vida nos acompañe y nos bendiga siempre por la poderosa intercesión de nuestra madre, la Virgen María de Urcupiña. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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