Dar testimonio y ser anunciadores de su Palabra exhorta Mons. Oscar Aparicio

 


Durante su homilía en la celebración de la misa de Acción de gracias por los 50 años de la Pastoral Juvenil, Mons. Oscar Aparicio, Arzobispo de Cochabamba dijo a los jóvenes nosotros estamos llamados, no sólo a dar testimonio, sino a vivir en profundidad, porque somos discípulos del Señor. Servidores del Señor, anunciadores de su Palabra.

La Eucaristía se realizó el sábado 6 de septiembre en la Catedral San Sebastián de Cochabamba.

Aquellos que son testigos del Señor, que caminan junto a Dios, por tanto son peregrinos. Sin embargo, también llamados a intimidad y amistad, llamados a ser amigos del Señor. Parece lo más importante, ¿no ve? Al menos ustedes destacan siempre eso, ¿no? Pero el amigo no es cualquiera, no es cualquiera. Es aquel que es considerado en este caso por el Señor como alguien fundamentalmente importante. Pero va más allá, va más allá. Es el hecho concreto de llamarnos hermanos, señaló el Prelado.

HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO

ARZOBISPO DE COCHABAMBA

MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS BODAS DE ORO DE LA PJV

Hemos dicho que la primera actitud, casi que automáticamente, es de agradecimiento. 50 años, no es poca cosa, ¿no es cierto? Ustedes, la mayoría de ustedes, son del tercer milenio. Por tanto, algunos están menos de 25 años, ¿no es cierto?, son más jovencitos, más jovencitas. Sin embargo, ayer también veíamos a los del siglo pasado por ejemplo, aquellos que han iniciado la Pastoral Juvenil, el camino de la Pastoral Juvenil aquí en Cochabamba, 50 años. Miren, que es un regalo de Dios, es una gracia de Él que haya permitido esto. Además que la Pastoral Juvenil vocacional en Cochabamba nació antes que incluso la nacional.

Aquí está Yamil, que es el representante o el encargado de la Pastoral Juvenil a nivel nacional. Y es cierto, ¿no es cierto? Por siete años mayorcitos que la Nacional. O sea, Cochabamba se adelantaba un poquito, ¿no ve? En buena hora, en buena hora.

Pero vean, vean que en realidad es toda una historia bella. Una historia de todo tipo de situaciones. Están las vidas metidas aquí. Están los espíritus, los corazones metidos aquí. Permanece siempre Dios como fiel, como aquel que sigue acompañando. Porque ciertamente, nuestra iglesia tiene muchos más años, ¿no es cierto? Sin embargo, vean que es el Señor que garantiza el tema de la fidelidad.

Es bueno ciertamente que nosotros hayamos sido perseverantes. Es bueno. Y que la generación anterior nos haya dejado un patrimonio a nosotros, pero como responsabilidad a dejar a los demás. Así nomás se vive, ¿no es cierto? Así nomás se va adelante. Y aunque, repito, los de primera hora no están presentes, estamos nosotros que definitivamente podemos dar gracias a Dios por estos 50 años. ¿Bodas de oro? Caraspa.

Es buena cosa, ¿sí o no? Evidente, no están 200 años como lo que pasa con la parroquia de Santana de Cala Cala y la parroquia de San Joaquín aquí al sur, al norte y al sur. Son 200 años como el bicentenario de nuestra patria. De acuerdo que ellos nos ganan.

Agradecidos profundamente a Dios

Sin embargo, creo que de verdad así fuera menos o más tiempo definitivamente, ¿cómo no agradecer a Dios? Es lo primero que hacemos. Por eso tiene un sentido enorme celebrar la Eucaristía, la Santa Misa, la acción de gracias, la fracción del pan. Tiene un sentido enorme, aquí en la Catedral, doble sentido todavía, porque es el corazón, es la iglesia madre de nuestra arquidiócesis. Podríamos haber hecho en otros lugares, incluso en su propio edificio, que es otra vez otro regalo de parte de Dios. Ni la Conferencia Episcopal tiene un edificio propio, ¿no ve? De otras diócesis yo no conozco que tienen un edificio propio. En cambio, nosotros sí. Por tanto, de verdad, de verdad es para agradecer profundamente al Señor. Primera actitud, primera actitud.

 Y sentido enorme de celebrar la Eucaristía en comunión con aquellos de primera hora, con los de hoy, con otras pastorales de nuestra arquidiócesis, como otras pastorales juveniles también de Bolivia. Y diríamos, de la iglesia universal. Segunda situación concreta, real y verdadera, bella, bella, que el Señor permite también en nuestra existencia y en nuestro mundo, el hecho de que hemos escuchado la palabra de Dios.

 Dios nos acompaña

 Vean cuánto llega a ser un mensaje de este amor y de esta presencia de Dios. Rapidito podemos sacar una bella conclusión, después de la primera lectura, que ciertamente Dios nos acompaña, pero vean que es el Señor que pone su confianza en aquellos que son fieles. Él pone su confianza y prácticamente llega a decir, ustedes que son mis servidores, están llamados a ser mis amigos.

Casi la conclusión la podemos hacer rapidísimo. Ya no les llamo siervos, sino amigos. Y más tarde después dirá, ya no les llamo ni servidores ni amigos, sino llamo mi hermano.

Este es nuestro itinerario de fe. Esto es lo que nosotros estamos llamados, no sólo a dar testimonio, sino a vivir en profundidad, porque somos discípulos del Señor. Servidores del Señor, anunciadores de su palabra.

 Aquellos que son testigos del Señor, que caminan junto a Dios, por tanto que son peregrinos. Sin embargo, también llamados a intimidad y amistad, llamados a ser amigos del Señor. Parece lo más importante, ¿no ve? Al menos ustedes destacan siempre eso, ¿no? Pero el amigo no es cualquiera, no es cualquiera. Es aquel que es considerado en este caso por el Señor como alguien fundamentalmente importante. Pero va más allá, va más allá. Es el hecho concreto de llamarnos hermanos.

Vean que a los discípulos les da continuamente este itinerario de fe, lo que quiera hacer con nosotros. Coraje entonces, jóvenes, ¿no es cierto? Hay un doble motivo o triple motivo de alegrarnos en el Señor para ser parte de esta Pastoral Juvenil Vocacional. Vamos en camino, somos peregrinos de la esperanza, pero vamos en camino a ser aquellos que profesan su fe en Cristo Jesús, nuestro Maestro y Señor, nuestro amigo y nuestro hermano.

Jóvenes peregrinos

Por otro lado, está toda esta hermosa y grande propuesta del mismo Evangelio, ¿no es cierto? Que es una invitación también para nosotros. Uno puede decir, soy demasiado changuito, soy jovencito para estar en estas andanzas, que eso hagan los mayorcitos, pero en realidad si Dios permite que a ustedes les llame a temprana edad, en buena hora, en buena hora. Para no solamente profesar la fe en este Dios nuestro, sino para en de verdad ser aquellos que no caminan simplemente porque quieren descubrir unas aventuras bonitas.

No solamente quieren pertenecer a un pequeño grupo que sea bueno o hermoso, no solamente quieren ser de aquellos que se unen fraternalmente para luego seguir creciendo en la fe o también como personas, sino son de aquellos propiamente que el Señor permite en su vida que ustedes hacen este crecimiento de fe. Son peregrinos porque en realidad si nacemos del corazón de Dios o de las entrañas de Dios, peregrinamos en este mundo y retornamos al corazón mismo de Dios. Por tanto, por tanto, jóvenes, coraje, ¿ya? Que el Señor nos conceda a nosotros este itinerario, este camino también desde la vida de la juventud.

Porque algunos dicen nosotros, la eterna juventud siempre funciona, ¿sí o no? Algunos que estaban ayer en avanzada edad dicen, somos aquellos que han acumulado los años, la juventud acumulada, decían. En realidad es cierto, porque es posible mantener esta acumulación o este ser propiamente, jóvenes siempre en el Señor. Caminamos hacia la gloria de Dios, es decir, a una vida, una vida eterna.

Porque si somos sinceros, 50 años parecen muchos, pero en realidad a la hora de la verdad son pocos. O la vida de un ser humano que pueda vivir en este mundo, pisar este mundo, y así llegue a los 100 a la hora de la verdad es poca cosa, ¿sí o no? Es poca cosa. También si llegamos a más, somos frágiles, débiles, limitados.

Los 15 años rápido pasan, los 20 años rápido pasan. Díganmelo a mí, ¿ya? Quiero decirlo también de la edad de ustedes, jóvenes. Rápido pasa. Cuando menos te das cuenta ya habías avanzado en edad y te sorprende que estás festejando, como en mi caso, 66 años, que soy mayorcito que Pastoral Juvenil Vocacional de Cochabamba, por si acaso, me debes respeto, ¿no es? Pero, ¿qué quiero decir, hermanos? Si somos peregrinos en este mundo, o poco o mucho, definitivamente lo importante y fundamental es que caminamos, caminamos a la gloria de Dios. Este es nuestro camino. Para eso peregrinamos.

Para eso estamos aquí. Para ser testigos de que nuestra vida, nuestras pastorales, nuestros empeños, van más allá de sólo lo que puede ser también este mundo terrenal. Caminamos hacia la gloria de Dios. Gracias a Jesucristo nuestro Señor. ¿Han escuchado la invitación a la aclamación del Evangelio que decía? Yo soy el camino, la verdad y la vida. Que sea pues así entonces, ¿ya? Jóvenes, yo sé que después de esto van a peregrinar.

 De aquí, no sé hasta dónde. ¿A dónde? Hasta el hospicio, claro. Miren qué bonito, la parroquia de la Divina Misericordia, ¿no es cierto? La Madre de la Divina Misericordia.

Qué bien. Dios que provee nuestras vidas está siempre peregrinado también contigo. No se van a confundir con las frutitas que andan por allí, ¿ya? Ni las florcitas que andan por ahí.

Que también es bueno esto, ¿no es cierto? Hay muchos que se han vestido de flores. Hay muchos que han vestido de verduras. Todo para significar que estamos en la alegría de la juventud de festejar lo que sea la primavera, el 21.

Nuestra alegría va más allá de aquello. Más allá. Pero es la vida que Dios nos está regalando.

Entonces, que sea el Señor que nos acompañe, que nos ayude. Sigamos con nuestra acción de gracias, que tiene este sentido enorme y grande y me parece bello que hayan previsto también en los programas de celebrar esta acción de gracias por los 50 años de la Pastoral Juvenil Vocacional de Cochabamba. Amén.

Foto: Pastoral Juvenil Vocacional de Cochabamba

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