Mons. Aparicio a comunidades católicas de la zona andina: Sigamos caminando juntos, que Dios nos ayude siempre
Del 26 al 28 de septiembre en las instalaciones de Cadeca se desarrollo el VIII Encuentro de comunidades cristianas católicas de la zona Andina, la misma conto con la participación de miembros de las parroquias de la zona andina de nuestra Iglesia de Cochabamba.
El encuentro realizado el pasado finde semana
tuvo diferentes momentos, realizaron la peregrinación a la puerta Santa del
Santuario de Urcupiña, hubo adoración al Santísimo sacramento, una eucaristía
de sanación entre otras actividades, destacaron también los momentos musicales
de alabanza.
La actividad finalizó con una eucaristía que
estuvo presidida por Mons. Oscar Aparicio, quién en su homilía dijo:
Resumen de la homilía de Mons. Oscar Aparicio
en la clausura del VIII Encuentro de comunidades cristianas de la zona andina.
Nuestro destino final
Hemos sido creados por Dios. Peregrinamos en
este mundo porque hemos sido creados para estar también en este mundo, ¿no es
cierto? Aunque es poco el tiempo que pasamos en este mundo. Se nos da un
cuerpo, se nos da hermanos, hermanas, una familia, que podemos paso a paso
caminar.
Tenemos la posibilidad de mirar el cielo con
nuestra cabeza, ¿sí o no? Por tanto, nuestro destino final, nuestro camino
final, ¿hacia dónde va? ¿A una tumba? ¿Para quedarnos aquí? No, somos
habitantes del cielo. Por tanto, ¿hacia dónde, hacia dónde estamos caminando?
¿Hacia dónde estamos peregrinando? Es cierto que ustedes han ido a la puerta
santa, ¿no es cierto? Es cierto, pero eso es signo de que estamos caminando al
corazón de Dios, a la gloria de Dios. Este es nuestro camino.
Somos peregrinos de
esperanza
Por eso somos peregrinos de esperanza, por eso
nosotros celebramos el jubileo, nuestro jubileo de la esperanza, que lo hacemos
cada veinticinco años. Yo no sé, para los otros veinticinco, es decir, el dos
mil cincuenta, ¿quiénes estaremos? Ojalá, ojalá, ojalá, de todos modos, tal vez
en el cielo muchos de nosotros, celebraremos el jubileo, el próximo jubileo, en
el corazón de Dios. Hermanos míos, de esto hay que estar contentos, ¿sí? Nos
alegramos grandemente.
Reconciliarnos con
los demás
Queremos en este año también poner bien nuestras
cuentas. Podemos, queremos perdonarnos con los demás, queremos abuenarnos con
los demás, queremos reconciliarnos con los demás, queremos decir, queremos ser
amigos, hermanos, que caminamos juntos. Si tenemos pleitos, rencillas,
rencores, es bueno arreglarlo, porque somos habitantes del cielo.
… Segunda cosa, que aparece también en la
palabra de Dios, para que no nos engañemos. Somos nosotros hijos e hijas de
Dios.
¿De dónde viene la vida? ¿De dónde viene la
salud? ¿Quién nos ha regalado esto? ¿Nos lo ha regalado Dios, sí o no? ¿Quién
de ustedes por sí mismo se ha creado? Nadie, ¿no ve? De Dios viene la vida, de
Dios viene la salud, de Dios viene, podemos decir, el trabajo, de Dios viene la
familia, de Dios vienen también los bienes que podamos tener, de Dios viene la
casa, aunque lo procuramos nosotros, la familia viene de Dios, ¿Sí o no? ¿Dónde
está la equivocación? Lo que ha aprendido el pueblo de Israel, ¿Dónde está? En
creer que nosotros somos Dioses. O el creer que nosotros construimos la vida, o
el creer que de los bienes materiales nos viene la vida. Este es un gran equivoco.
Erradicar el egoísmo
¿Por qué hay tanta corrupción? A ver, ¿Por qué
hay alguien que se ha corrompido? ¿Por qué? Porque cree que, por ejemplo, del
dinero, del dinero solamente llenando los bolsillos, va a tener la vida
garantizada. ¿La tiene? ¿La tiene? Tarde o temprano, eso se acaba, ¿Sí o no?
Tarde o temprano. Incluso el pan que comemos, sabemos por experiencia, si lo
guardamos seis meses, se corrompe, se sale el moho.
Por tanto, hermanos, no nos equivoquemos. Si
uno quiere trabajar en este mundo solo para sí mismo, se equivoca. Si uno
quiere tener lo mejor pese a los demás, pisoteando a los demás, se equivoca. Si
uno cree que de la fama, del poder, le va a venir la vida, se equivoca, porque
le dura poco, poco le dura. ¿Sí o no? Poco dura. Por tanto, necesitamos, creo,
darnos cuenta de que el egoísmo, siendo uno de los pecados más graves, tenemos
que seguramente erradicarle nuestra vida. ¿Cómo se consigue eso? ¿Cómo se
consigue? Agradeciendo a Dios, siguiendo a Dios, y compartiendo con los demás.
Por eso caminamos juntos. Por eso somos una iglesia sinodal.
No caminamos solitos. Somos un pueblo, somos
una familia que camina juntos, que peregrina juntos, que se solidariza junto.
Qué bueno que hacemos esta gran carpa, ¿no es cierto? ¿Acaso estamos por cuenta
propia? No, la iglesia es eso, es esta caravana, es este pueblo, es esta
familia que caminamos juntos.
Y tenemos que aprender entonces que nuestra
mayor seguridad viene de Dios. El espíritu viene de Jesucristo, ¿cierto? De
Dios mismo. La posibilidad de compartir la vida viene también de él.
Y nosotros tenemos que vivir de esa manera.
Uno que nunca comparte, ¿en qué queda? En nada. ¿Cierto? No podemos vivir
inclinados a nuestro estómago, ¿por qué? El ser humano no está para eso, …¿Acaso
estamos creados para eso, para mirarnos nosotros mismos, enrollarnos así? Si
no, más bien para caminar de frente. Nuestros pies están para caminar de
frente.
Ayúdense mutuamente
Nuestros pies nos ayudan a estar erguidos, ¿sí
o no? Mirando los hermanos y la naturaleza y mirando a Dios. Somos habitantes
del cielo. Hermanos míos, si vivimos así, lo que dice Pablo a Timoteo, vivan de
esa manera, vivan de esa manera. Ayúdense mutuamente, ayúdense mutuamente,
compartan mutuamente. ¿Cuál es el grave problema del rico, del evangelio? ¿Cuál
es el problema? Ha creído que solo sus bienes le van a salvar. Y no es así, no
es así.
En la escritura, en la Biblia, se considera al
pobre que se abandona a Dios y el que vive y comparte su vida con sus hermanos.
Esta es la mayor riqueza. ¿Estamos de acuerdo hermanos entonces? ¿Sí? ¿Ya?
¿Queremos caminar de esa manera? …Queremos caminar Más bien mirando adelante,
caminando adelante, juntos, como pueblo, como caravana, guiados, guiados por
Dios.
… vale
la pena haber caminado juntos este encuentro que lo clausuramos hoy con esta
palabra que Dios nos hace, peregrinos de la esperanza, migrantes de la
esperanza, agentes de pastoral de la esperanza, miembros de iglesia que
anuncian la esperanza al mundo entero, sí que lo necesita, ¿sí o no? Nuestros
hermanos aquí, porque hemos migrado, sí que lo necesita. Nuestros hermanos que
también han quedado allí, veo que están también los hermanos mayores, no sé,
han venido muchos también de las alturas, de las comunidades alturas. ¿Cuánta
necesidad hay de anunciar esta salvación? Felicidades entonces, hermanos, ¿ya?
Felicidades.
Sigamos caminando juntos, que Dios nos ayude
siempre. Amén.
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