Mons. Óscar Aparicio exhorta a los catequistas a anunciar con alegría a Jesucristo, Salvador del mundo
Mons. Aparicio explicó que el profeta Isaías convoca incluso al desierto y a la tierra reseca a alegrarse, como signo de que Dios viene a salvar a su pueblo, especialmente a los frágiles, a los que viven en dificultad, miedo, soledad o crisis. En ese sentido, afirmó que la primera condición del catequista es reconocer la propia necesidad de Dios, ya que no se anuncia una experiencia personal ni solo conocimientos adquiridos, sino a Dios mismo que ha intervenido en la vida y salva.
Al reflexionar sobre el Evangelio, el Arzobispo se detuvo en la figura de Juan el Bautista, quien desde la cárcel pregunta a Jesús si es Él el Mesías. Explicó que esta duda surge porque Jesús no responde a un mesianismo político o de poder, sino a un mesianismo de misericordia, que devuelve la vista a los ciegos, hace caminar a los paralíticos, anuncia la Buena Noticia a los pobres y ofrece consuelo y perdón.
En este contexto, Mons. Aparicio interpeló directamente a los catequistas: “Catequista, ¿qué anuncias?, ¿a quién anuncias?”. Recordó que la misión del catequista es dar a conocer a Jesucristo, mostrarlo con la vida y con la palabra, siguiendo el espíritu de Juan el Bautista, humilde, sencillo y totalmente centrado en el Señor.
Finalmente, exhortó a los catequistas renovados e instituidos a ser testigos del Evangelio en las comunidades, para que quienes los escuchen puedan decir, como Juan: “Este es el Cristo, el Mesías, el Salvador”. Concluyó animándolos a anunciar la Buena Noticia con alegría, especialmente a los pobres, para que el Reino de Dios se haga presente en la Arquidiócesis de Cochabamba.




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