La Parroquia San Pedro Apóstol de Tarata destaca su rica tradición y traza nuevos desafíos pastorales
El Párroco de la Parroquia San Pedro Apóstol de Tarata, P. Evar Fernández, compartió un completo panorama sobre la historia, la vida pastoral y los retos actuales de esta histórica comunidad eclesial del Valle Alto.
Una parroquia con profundas raíces históricas y espirituales
El P. Evar recordó que la parroquia tiene sus orígenes en la época colonial y que inicialmente perteneció al antiguo Obispado de Charcas, siendo atendida pastoralmente desde La Plata (hoy Sucre). Con la reorganización eclesiástica, pasó a formar parte de la actual Arquidiócesis de Cochabamba.
Destacó que la identidad espiritual de la parroquia está marcada por la herencia de los migrantes españoles que se asentaron en la región: “Son familias que conservan oratorios en sus casas y han mantenido viva la piedad popular, la devoción a los santos y especialmente a la Virgen en sus diversas advocaciones”, señaló.
Asimismo, recordó el aporte histórico de los frailes franciscanos, quienes fundaron en Tarata una escuela de propagación de la fe para formar misioneros destinados a zonas de difícil acceso.
Una comunidad marcada por la piedad popular
Aunque la fiesta patronal de San Pedro Apóstol (29 de junio) pasa casi desapercibida entre los fieles, la vida parroquial permanece activa durante todo el año debido a la fuerte devoción hacia los santos, las capillas y las celebraciones familiares.
El Párroco explicó que la parroquia no cuenta con grupos pastorales muy estructurados como Cáritas o pastoral social consolidada, debido a que gran parte del trabajo se invierte en acompañar celebraciones tradicionales: “La gente tiene muy arraigada la costumbre de recordar a sus difuntos. Esto ocupa casi todo el año”, mencionó.
En contraste, destacó el compromiso del equipo de catequistas, que se ha convertido en el principal apoyo pastoral de la parroquia, especialmente en la preparación a los sacramentos y en la organización de la fiesta patronal.
Una particular realidad familiar y matrimonial
El P. Evar resaltó un aspecto característico de la región: la mayoría de los matrimonios se celebran cuando las parejas ya han formado una familia.
“Los hijos son quienes alcanzan los anillos o las flores en la ceremonia. Para muchas parejas, el matrimonio no es el inicio sino la culminación de un proyecto familiar”, explicó.
Este valor comunitario y familiar, aunque distinto al de otras zonas, se convierte en un campo pastoral que la parroquia busca acompañar con cercanía y comprensión.
Desafíos pastorales hacia el 2026
En sintonía con el proceso sinodal arquidiocesano, la Parroquia San Pedro ha identificado varios desafíos prioritarios: promoción y formación de la juventud, impulsar una pastoral social organizada, entre otras.
El P. Evar Fernández reafirmó su compromiso de continuar acompañando a la comunidad, especialmente en los procesos de formación y misión: “Queremos que la Iglesia sea un factor de unidad para las familias, especialmente en un contexto donde muchos niños y jóvenes viven alejados de sus padres por la migración. Ese es nuestro desafío pastoral más urgente”.

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