Arzobispo de Cochabamba a los nuevos Ministros de la Palabra y de la Eucaristía: “Somos portadores de Cristo, luz y pan para el mundo”
En un clima de fe y esperanza propio del tiempo de Adviento, Mons. Óscar Aparicio, Arzobispo de Cochabamba, presidió la Eucaristía en la que se realizó la institución y renovación de los Ministros de la Palabra y de la Eucaristía de la Arquidiócesis de Cochabamba el día de ayer sábado 6 de diciembre. Durante su homilía, el prelado reflexionó profundamente sobre la misión que asumen quienes han sido llamados a este servicio eclesial.
Mons. Aparicio recordó que este tiempo litúrgico invita a los cristianos a caminar hacia la luz y preparar el corazón para la venida del Señor, y subrayó que la Palabra de Dios proclamada en este período se ajusta perfectamente a la celebración vivida: “El profeta Isaías anuncia la venida del Mesías como luz en medio de las tinieblas y como alimento para su pueblo. Ese alimento es Cristo mismo, pan vivo bajado del cielo.”
Dirigiéndose a los ministros instituidos, el Arzobispo destacó que su servicio no es únicamente funcional, sino profundamente espiritual y misionero: “Somos instrumentos de Dios. Si somos instituidos, es para llevarlo a Él; portamos a Cristo. No anunciamos nuestras ideas ni nuestros planes: anunciamos al Señor.”
Asimismo, los invitó a profundizar constantemente su encuentro personal con Jesucristo, para que su servicio sea auténtico y fecundo: “El discípulo no está en función de sí mismo. Antes que misioneros, somos discípulos llamados a vivir la experiencia de Jesús para luego comunicarla a los demás.”
Sobre el ministerio de la Palabra, Mons. Aparicio señaló que su misión es ayudar a que otros escuchen el anuncio fundamental: “Felices aquellos que, a través de ustedes, escuchan la Palabra de Dios. Ustedes proclaman que el Reino de Dios está cerca.”
Y sobre el ministerio eucarístico, añadió: “Quien lleva la Eucaristía lleva el banquete del Señor a quienes más lo necesitan. Llevan a Cristo mismo a los enfermos, a los ancianos, a quienes esperan consuelo.”
Finalmente, animó a los nuevos ministros a vivir su vocación con humildad, gratitud y disponibilidad, recordando que el Señor obra incluso en nuestra fragilidad: “Somos vasijas sencillas, pero capaces de contener el tesoro más grande: Cristo. Él los ha acrisolado para ser portadores de su luz y de su paz.”
La celebración concluyó con un mensaje de envío, en el que el Arzobispo exhortó a todos los ministros a servir con amor, fidelidad y entrega en cada una de sus comunidades parroquiales.
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