¿Acaso eso no lo vemos ahora? ¿Acaso no se lo dice públicamente que el ser humano tiene la libertad absolutamente de todo? Y el ser humano es el que se auto determina. Esa es la mayor gran tentación. El pretender que la vida viene justamente de ti mismo, de las fuerzas humanas. Y hemos dicho que la tentación primera es de los medios. Hoy es de ti mismo. Pretender ser Dios, de esta manera el Arzobispo de Cochabamba se refirió a las lecturas de día de hoy domingo 9 de marzo durante la alocución de su homilía dominical en la Eucaristía celebrada en la Catedral San Sebastián de Cochabamba.
Que sea pues el Señor que nos ayude, a más
bien no caer en la tentación y junto con el Señor, junto con la Escritura,
junto con Dios mismo, junto con el Espíritu, el Espíritu de Dios que habita en
nosotros, podamos vencer estas tentaciones, que pongamos en el lugar justo y
adecuado aquello que es justamente el dueño de la vida, de la historia. Aquel
que nos ha concedido el don de la fe, el trabajo, la vida, el amor, la
fraternidad. Aquel que nos concede caminar en este mundo, como peregrinos de la
esperanza. Vean, es prácticamente aquello que estamos anunciando y estamos diciendo
continuamente explicó Mons. Aparicio.
HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO
ARZOBISPO DE COCHABAMBA
DOMINGO 09 DE MARZO
Muy armados hermanos y hermanas, es
ciertamente que hemos iniciado la cuaresma el miércoles de ceniza, ya
reiterativamente lo hemos dicho al inicio. Un camino, por tanto, de conversión
de penitencia, un camino o un tiempo de gracia bueno, que no debería ser solo
en vista a la preparación de la Pascua que vamos a celebrarla, queremos
celebrarla. Por eso 40 días deberían ser también, y un poner la atención hacia
la obra de Dios, reconocer también lo que somos, poner entonces la mirada
también en nosotros y en nuestros actos y poner la mirada en los hermanos.
Todo esto vean que en realidad nos invita
justamente a poder hacer este camino de gracia, de penitencia, de conversión
importante, también en la vida diaria, en lo cotidiano.
Domingo de la tentación
Hoy celebramos el domingo de la tentación, así
lo llamamos. Ya tenemos incluso de manera fija, casi automática, sabemos que el
miércoles de ceniza inmediatamente viene el domingo de la tentación.
Y aquí en Cochabamba decimos inmediatamente
después del Corso de Corsos viene el domingo de la tentación. Casi como que
fuera pasar de lo que es la carne a la penitencia, o de lo que es la diversión
y la fiesta a lo que puede ser una vida más de atención y de conversión. En
realidad, creo hermanos, son signos que
nos ayudan a saber que en realidad la vida cristiana debería ser siempre en
esta tensión constante la mirada puesta en Dios, la mirada puesta en
nosotros y la mirada puesta en nuestros hermanos; para justamente expresar lo
que pueda ser aquel camino de fe que queremos hacer.
Domingo de tentación está referido sobre todo
por la Palabra de Dios que se proclama en este domingo. Jesús es tentado. Si
Jesús es tentado, tú y yo somos tentados.
Tres tipos de tentación
El ser humano es tentado. Y vean que se narra
tres tipos de tentación, que no es que solamente fueran las tres en realidad,
es el resumen de toda tentación en este mundo a todo ser humano. Por eso vamos
a intentar también como que graficarlo para que podamos también ser iluminados
por aquello.
Cuarenta días, cuarenta noches que pasa en el
desierto. Tiempo de prueba de soledad. Tiempo también de gracia, lugar, donde
se puede expresar claramente la escasez que existe en el desierto, que nace en
el desierto, que se cultiva en el desierto.
Solo Alemania, solo escorpión, diríamos así.
Es un lugar, por tanto, agreste, un lugar de escasez, un lugar de penuria. Sin
embargo, Jesús es impulsado por el Espíritu a este lugar para ser tentado.
Parece contradictorio, ¿no es cierto? El que
está lleno del Espíritu de Dios es el mismo Espíritu, es Dios mismo que lo
empuja al desierto, a este lugar, para ser tentado. Significa entonces,
hermanos, que la tentación es inherente a todo ser humano. La tentación es algo
concreto y normal para todo ser humano.
Todo ser humano, de todas las generaciones
habidas y por haber, sufre esta tentación. Tentación no es el pecado. Es
aquello que nos puede llevar al pecado.
Es hacer caso al pecado, es hacer caso al mal.
Tentación es justamente este estar atentos para no caer en el pecado, en el
mal. Por tanto, Jesús es impulsado por el mismo Espíritu para ser tentado.
Y vean, ¿cuál es la primera tentación? El
demonio le dijo entonces, después de que está 40 días, 40 noches, y tiene
hambre. Le dice, si tú eres hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta
en pan. Es la situación concreta de toda tentación.
En la escasez, en la dificultad, en los
problemas, frente a una crisis económica, frente a la falta de trabajo, frente
a la falta de medios, medios que podamos tener. También a ti, a mí, se nos
viene esta tentación. Que Dios convierte, o di, que esté pan, o que esta piedra
se convierta en pan. Que dejemos de lado esta confianza en Dios. Que pongamos
de lado nuestra mirada para decir que Dios no es el que provee, sino más bien
que somos nosotros los que podemos conquistar y conseguir, y llenar y
satisfacernos. Es la desconfianza propiamente en Dios.
Y caer en el convencimiento que nos viene el
alimento de solamente el dinero. O que nos viene el pan por esfuerzo propio. O
que nuestras mesas pueden ser llenadas porque tiene que haber buenas políticas.
O gracias al trabajo, o gracias al esfuerzo
humano. Por eso le dice Jesús, el hombre no vive solamente de pan, vive de toda
palabra que sale de la boca de Dios. Vean que es el mismo Jesús que responde
con la Escritura.
Nos está enseñando a como nosotros enfrentar
nuestra vida. Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un
instante todos los reinos de la tierra y le dijo, te daré todo este poder y el
esplendor de estos reinos porque me han sido entregados. Y yo los doy a quien
quiero.
Si tú te postras delante de mí, todo eso te
pertenecerá. Es la tentación más grande en los religiosos. En pretender que tú
eres Dios.
Es la tentación de autoafirmarse como aquel
que puede autodefinirse. Que depende de ti y tus fuerzas. Que eres capaz de
dejar a Dios de lado y por tu propio esfuerzo puedes construir tu propia
identidad.
¿Acaso eso no lo vemos ahora? ¿Acaso no se lo
dice públicamente que el ser humano tiene la libertad absolutamente de todo? Y
el ser humano es el que se auto determina. Esa es la mayor gran tentación. El
pretender que la vida viene justamente de ti mismo, de las fuerzas humanas. Y
hemos dicho que la tentación primera es de los medios. Hoy es de ti mismo.
Pretender ser Dios.
Reconocer que Dios es Dios
Por eso a veces nos enojamos tanto, ¿no?
Cuando hablan mal de los otros. ¡Ha dicho mal de mí! ¡Ha hablado mal de mí!
¿Cómo yo que soy el fulano, el sultano o el perengano? Y yo que soy este gran
señor o esta gran señora. ¿Cómo puede ser posible que piensen mal de mí? Si yo
soy Dios.
Si yo lo que estoy buscando es auto determinarme.
Yo soy el que soy. Tomar el puesto de Dios.
¿Qué le dice Jesús? Está escrito, nuevamente
con la Escritura. Adorarás al Señor tu Dios y a él solo rendirás culto. De él
viene la vida. La primera lectura no es otra cosa que la procesión de fe.
Reconocer que Dios es Dios. Tú no eres Dios.
Yo no soy Dios. La vida, la historia, las
criaturas, el mundo, todo es proveniente de Dios y dependemos de él. ¿Cuánto
tiempo Dios les permitirá vivir en esta tierra? Por más que lo permita decir,
¿qué significa? Nada. Nada. ¿De cuánto sirven todos los títulos? ¿De cuánto
sirve el que te hayas querido ser el Dios de todo? El que manda. De nada.
Después el demonio lo condujo a Jerusalén. Lo
puso en la parte más alta del templo y le dijo. Si tú eres hijo de Dios, tírate
de aquí abajo porque está escrito.
Él dará órdenes a sus ángeles para que ellos
te cuiden y también ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece
con ninguna piedra. Vea, en el fondo, el demonio utiliza la Escritura también
para tentar el poder de dónde viene, la fama de dónde puede venir. El que tú
domines a los demás, ¿cuál puede ser la situación? O mejor dicho todavía, el
poder concebido desde Dios es para servicio, no es para sí mismo.
No es para sí mismo. Él, es decir Jesús, está
tentado en su propio mesianismo a pasar como un mesías salvador político, de
pasar como un señor famoso que ha podido liberar a Israel, que ha podido tener
pautas y planes políticos fundamentales para este mundo. Tú eres hijo de Dios,
sé poderoso, sé el gran mesías como esperan que seas tú.
Jesús que dice, está escrito, no tentarás al
Señor tu Dios. ¿Por qué renegamos de Dios? ¿Por qué mal utilizamos los bienes?
¿Por qué mal utilizamos el poder, la fama? Si lo hacemos es porque caemos en
esta tentación. Que sea pues el Señor que nos ayude, a más bien no caer en la
tentación y junto con el Señor, junto con la Escritura, junto con Dios mismo,
junto con el Espíritu, el Espíritu de Dios que habita en nosotros, podamos
vencer estas tentaciones, que pongamos en el lugar justo y adecuado aquello que
es justamente el dueño de la vida, de la historia. Aquel que nos ha concedido
el don de la fe, el trabajo, la vida, el amor, la fraternidad. Aquel que nos
concede caminar en este mundo, como peregrinos de la esperanza. Vean, es
prácticamente aquello que estamos anunciando y estamos diciendo continuamente.
Feliz camino entonces de Cuaresma. Feliz
camino de cuaresma y que esta palabra nos ilumine a todos y cada uno. Amén.
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