Hace un año
y más se decía a nosotros no nos toca la situación. Bolivia parece estar en una
cáscara, en una protección total. La crisis no viene, no estamos en crisis, no
va a caer. ¿En crisis de qué tipo? ¿Económica? No. Y en cambio de sopetón nos
cae y hoy estamos sufriendo unas consecuencias graves. Crisis a nivel muy
serio, no sólo económico, de esta manera se refirió Mons. Oscar Aparicio,
Arzobispo de Cochabamba a la situación actual que se vive en Bolivia.
Y si ustedes no se convierten todos acabarán de la misma manera. Vean qué fuerza tiene esto. Conviértete, convirtámonos. Seria y grandemente. Mirando a Dios, reconociendo su bondad, su amor, lo que es él, conociendo nosotros, nosotros mismos y dónde tenemos y de qué tenemos que convertirnos, mirando a los hermanos y que no vivamos en una cápsula, bien protegidos en nuestras cuestiones o nuestros egoísmos, sino solidarios a los demás, convertidos al amor hacia los demás, exhortó Mons. Aparicio.
HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO
ARZOBISPO DE COCHABAMBA
DOMINGO 23 DE MARZO 2025
Muy amados
hermanos y hermanas, en nuestro camino de preparación hacia la Pascua estamos
ya en este tercer domingo de Cuaresma, casi que podríamos decir el tercer paso.
Todavía nos resta un poco de tiempo, pero esperemos que de verdad nosotros
vayamos aprovechando muy bien este camino y las propuestas que además nos hace
Dios a través de la liturgia de su Palabra.
Ya hemos tenido estos dos anteriores domingos en los cuales se nos hace un llamado fuerte ciertamente a la conversión, a entrar en nuestra realidad, a reconocernos de lo que de verdad somos, donde nos aprieta el zapato, donde nosotros hemos de alguna manera también caído en pecado o donde somos tentados y donde caemos en pecado, donde o en que momento concreto de nuestra vida nos hemos alejado de Dios y necesitamos retornar.
Es un Dios o este tiempo de Cuaresma, tiempo de gracia, que a través de la abstinencia, la penitencia, la limosna, la oración, actitudes que nos ayudan a mirar a Dios, mirar su benevolencia, mirar en que se ha expresado Él y como se da a conocer para nosotros responder también a este amor y a esta conversión, volver a los pasos de Dios mismo. Y vean que hoy la Palabra se dunda otra vez en esto. En primer lugar, la primera lectura, las primeras lecturas y el salmo están otra vez hablando y diciendo lo que Dios es.
Y un Dios que se hace cercano, un Dios que se hace presente, un Dios que entra en nuestra vida, que le interesa lo que le pasa a los seres humanos, un Dios que manifiesta un nombre y un Dios que manifiesta, por decir así, incluso el apellido, porque los atributos que tiene él son de bondad, misericordia, amor, perdón. Es el que procura una alianza, es el que acompaña a su pueblo, es aquel que procura la libertad y la salvación de su pueblo. Por tanto, la experiencia, la experiencia que nosotros estamos invitados también en esta Cuaresma es justamente hacer la experiencia de este Dios, este Dios que se ha hecho cercano, de conocerlo, a este Dios y en las experiencias nuestras saber que nos acompaña, que camina junto a nosotros, que le interesa nuestra existencia.
No es un Dios lejano, no es un Dios lejano, es un Dios que te llama constantemente a que retornes hacia él, a que puedas entrar en su camino. Es un Dios que se hace presente en tu vida, porque vean que la experiencia, la experiencia de Moisés tiene que ser la nuestra. La presencia o la experiencia del pueblo de Israel debe ser la experiencia nuestra.
Por otro lado, es muy evidente lo que propone también la Palabra respecto al camino nuestro en concreto. El apóstol Pablo al final dice en su carta a los Corintios, el que se cree muy seguro, cuídese de no caer. Vean, es una forma creo muy, muy peculiar, muy particular de decir, oye, fundamentalmente en este camino de seguimiento al Señor o en esta Cuaresma no entren en la arrogancia, no crean que por ustedes tienen lo que tienen, como el pueblo de Israel, que no crean por su linda cara han sido salvados.
Es Dios que procura la salvación. Ustedes no crean que por ser bellos, poderosos o ser lo que son, tienen la vida. No sean arrogantes, incluso la autoridad, el poder, los bienes, el prestigio, la fama, que podamos tener la cuenta en el banco.
Los bienes que se pueda tener, los títulos que se puedan tener al fin y al cabo y definitivamente son también de alguna manera otorgados por Dios. La salud, la salud definitivamente es un regalo de Dios, incluso la fe es un regalo de Dios, es un don de Dios. No crean que ustedes lo han procurado todo y no crean que por tanto si tienen todas estas cosas ya están salvados y se aseguran la vida y por tanto no les pasará nada.
Pilato manda a sacrificar. ¿Creen que éstos han salido sacrificados por ser malvados? ¿Han tenido tal suerte por ser aquellos que siempre deben cumplir el pecado de sus padres? No. Lo que acontece en la vida es algo que está presente y no necesariamente o no es un pagar a Dios un tributo, de ningún modo.
Todos sus padres en el desierto vivieron, comieron y algunos perecieron, quedaron en el desierto por su pecado. Por tanto la responsabilidad del ser humano no está en el acontecimiento o el accidente o lo que pueda pasar. Está justamente en el hecho de que si aceptas o rechazas a Dios.
Aquí se trata de convertirse
¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo eso porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no y si ustedes no se convierten todos acabarán de la misma manera. Aquí se trata de convertirse y no creer que por nuestra otra vez linda cara ya lo tenemos todo y estamos salvados. Es lo que me acuerdo con la gran crisis que estamos viviendo hoy.
Bolivia sufre una crisis profunda
Hace un año y más se decía a nosotros no nos toca la situación. Bolivia parece estar en una cáscara, en una protección total. La crisis no viene, no estamos en crisis, no va a caer.
¿En crisis de qué tipo? ¿Económica? No. Y en cambio de sopetón nos cae y hoy estamos sufriendo unas consecuencias graves. Crisis a nivel muy serio, no sólo económico.
Y por último, dice también esta parábola, la parábola del árbol, la higuera plantada en su viño. El dueño de la viña es Dios, el viñador es Jesús. El dueño pasa y le dice ¿qué haré con esta higuera que no da frutos? Córtenla. El viñador le dice ten paciencia.
Si no da frutos al próximo año, sí la cortarás. Hermanos míos, hermanas mías, la gran apatía, el gran desinterés, el gran estar simplemente y únicamente en tu corazón egoísta metido ahí o lo que es el gran pesar de la sociedad de hoy. El egoísmo es uno de los pecados más graves.
La apatía es uno de los pecados más graves. No te importa de los demás, sólo vives en tu pequeño mundo, auto justificándose de todo. El no dar frutos es algo muy serio.
Una higuera que tiene que dar frutos buenos. Una higuera que no da frutos es estéril, es grave. Un cristiano que no da frutos, no construye frutos de vida eterna, obras de vida eterna en este mundo ¿de qué sirve? Un poderoso, grande entre los grandes, que no es capaz de mirar siquiera a los demás. ¿De qué sirve? Se va a podrir en su poder. Uno que no es capaz de reconciliarse con los demás y vive de su rencor, de su apatía, que cosa seria, no da frutos. Uno que sólo resentido, resentido social, ¿cuántos yo de estos conozco? Se pudre en su resentimiento, pudre su corazón.
Conviértete, crea en el Evangelio. Que sea pues así para todos nosotros, aceptemos esta forma de ser de Dios, que nos ama, que nos llama a esta conversión. Abrir nuestros ojos a él, convertirnos a nosotros abriendo también nuestra realidad y mirando a los demás.
Que el Señor nos ayude en este camino todavía que nos queda del tiempo de cuaresma. Amén.
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