HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO
ARZOBISPO DE COCHABAMBA
DOMINGO 17 DE NOVIEMBRE DEL 2024
Como ya nos hemos anunciado, estamos celebrando este Domingo del Tiempo Ordinario número 33, quiere decir que entonces estamos próximos a terminar el Año Litúrgico; porque el 34 se celebra prácticamente la festividad de Cristo Rey; y al celebrar la festividad de Cristo Rey, termina, concluye este tiempo ordinario llamado así. Y reinicia después el Año Litúrgico con el primer Domingo de Adviento. Por eso vean que la Palabra de Dios está prácticamente ya anunciando lo que viene a ser esta situación concreta del Reino de Dios presente en este mundo y de la gran victoria de Cristo Rey en este mundo y también más allá en la gloria junto al Padre.
Por otro lado, ya hace unos años, como también nos hemos anunciado, se celebra en este Domingo 33 del año del Tiempo Ordinario, se celebra la Jornada del Pobre. Que el Papa Francisco ha querido instituir que cada año se tenga presente en esta jornada la situación concreta de aquellos que se confían plenamente en Dios, aunque viven también situaciones difíciles, pero que renuevan su fe en este Dios y tienen la esperanza de tener justamente como fundamento a Dios mismo. Más allá de todo lo que pueden ser también los bienes o lo que puede ser el apoyarse en otras situaciones que no sea, sino en Dios, la fortaleza es de Él. Por eso el lema creo que es muy lindo, dice el Señor o la oración del pobre es escuchada por Dios. Que esto sea también para nosotros entonces un momento de solidaridad, que sea un tiempo de conversión, que sea tener también esta actitud de aquel que se abandona plenamente a Dios mismo y tiene puesta su esperanza en Él.
Veremos que la palabra de Dios hoy día también está justamente iluminando esta jornada y es bien puesta en este momento, en este tiempo o en esta etapa del tiempo litúrgico, justamente porque se trata de mirar no sólo al pobre como aquel apiadándonos, es decir, es aquel que se le soluciona dando una pequeña limosna, sino más bien en esta actitud total de abandono a Dios, que deberíamos estar absolutamente todos. Por tanto, ven que la palabra de Dios, es una palabra que proyecta ciertamente lo que vendrá la gran victoria de Jesús o la segunda venida de Jesús, el fin de este mundo, pero más allá de aquello lo que está anunciando es el hecho de saber que nosotros podemos entrar en estas actitudes, entonces en este espíritu de confiar en el Señor. La palabra no es de desasosiego, no es de sólo querer mostrar las situaciones difíciles, sino más bien de proyectarse o de mirar aquello a lo que estamos llamando la promesa de Jesús.
Ánimo no teman, el Señor está
Vean que la primera lectura es de total consuelo. Cuando habla justamente de aquel que se apoya en Dios y lo dice expresamente muchos de los que duermen en el suelo polvoriento se despertarán unos para la vida eterna o es el tiempo de la liberación del pueblo porque su nombre está escrito en este libro. El anuncio por tanto de salvación o lo que dice la misma segunda lectura de que Cristo ha dado su vida en rescate por todo como sacerdote en beneficio y en salvación de todos. No hace falta otro tipo de sacrificio. Y aunque entonces vivimos en tiempos difíciles y aunque vivimos en situaciones dificultosas y aunque tengamos tantas situaciones que enfrentar de estas adversidades. Ánimo, no teman, el Señor está, el Señor viene, el Señor es su consuelo y su esperanza.
Es un tiempo de tribulación como no lo hubo jamás. De que existe la nación, se refiere al pueblo de Israel. Pero nosotros podríamos decir exactamente lo mismo. Vivimos situaciones de tribulación frente a esto, frente a lo que puede ser el que se cae todo. El fin de todo, el darnos o mostrarnos o enfrentarnos frente a nuestra mortalidad total y a nuestras debilidades y fragilidades, a nuestras crisis, a nuestra falta de entendimiento. A la situación sociopolítica que vivimos tan grave; en una situación económica que parece que nos ahoga. En situaciones de una dificultad enorme de tribulaciones. Es ahí donde aparece el Señor.
La crisis, hermanos míos, puede también traer este beneficio; de saber que ciertamente estamos caídos pero no abatidos, de saber que estamos sufriendo pero abandonados en el Señor tenemos la paz y el consuelo; sabiendo que estas situaciones terminarán. Por tanto, lo que dice el Salmo creo que es también bello para nosotros. Clamamos al Señor hoy. No sólo por los pobres o no sólo con los pobres o no sólo con esta actitud de pobres sino decimos protégeme Dios mío porque me refugio en ti. Sálvame, auméntame la fe, dame esperanza, dame ánimo. Que yo tenga la fuerza suficiente también de mirarte a ti y enfrentar situaciones que también se puede estar viviendo. El Señor es mi herencia y mi edad. Tú decides Señor mi suerte. Tengo presente al Señor también en este momento serio de dificultad. Por eso vean que entonces el Evangelio es como algo de anuncio, de felicidad, de paz, de consuelo. De serenidad, de saber que Jesús y Dios no nos abandonan nunca. Incluso en las situaciones más extremas. Él nos ama, te ama a ti, a mí. Cuida nuestros pasos. Es el buen pastor. Te da ánimo para saber que el fin al que estamos llamados no es la muerte sino la gloria de Dios.
Enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales. De un extremo al otro del horizonte. El anuncio, hermanos míos, no es del fin del mundo y de la desaparición del ser humano. Y que nos quedaremos destrozados en esta ignominia. Sino más bien es de esperanza y de consuelo total. Lo que el Señor hace en la historia es una historia de salvación. En tu vida en concreto.
¿Tenemos
miedo? ¿Estamos a lo mejor no solo temerosos sino también desanimados? ¿Las
situaciones han venido encima? Sin embargo, el Señor está con nosotros. Te da
ánimo porque esta situación de tribulación también terminará, algún momento y estamos
caminando en este mundo a la gloria de Dios. Estamos caminando construyendo el
reino de Dios. Lo que se vive aquí se vivirá también en el cielo. Es casi como
decir que el cielo se ha acercado a esta tierra. Coraje entonces hermanos,
ánimo.
Si dice el
ejemplo hasta es bello ¿no es cierto? De la higuera. Cuando ven que empieza a
dar brotes ustedes dicen ¡Ah se acerca ya la primavera y el verano! ¡Vienen los
frutos! ¡Tengan fe! Porque van a venir mejores tiempos. Si ustedes son capaces de
mirar en las estaciones esto, son capaces de mirar en los árboles estas
situaciones, vean aquello que también el Señor está anunciando. Les aseguro que
no pasará esta generación sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra
pasarán. Pero mis palabras no pasarán.
Lo que es
el fin del mundo lo conoce el Padre a nosotros nos toca vivir aquello que el
Señor nos está anunciando. Apoyémonos por tanto en el Señor. Haremos nuestra
oración porque ya incluso a lo que se nos está llamado para tener un tiempo de
oración.; el año dedicado a la oración, esta jornada a los pobres y entrar en
esta actitud de total confianza y que el Señor nos renueve la fe.
De verdad
sea también entonces para nosotros algo bueno. Y sobre todo. Entrar, encontrar
la paz, encontrar a Jesús, encontrar la seguridad también en Él. Yo espero que
hermanos amando a Dios descubramos amar profundamente a Jesucristo. Y al amar
profundamente a Jesucristo. Amar también a los pobres.
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