Gracias infinitas a Dios por permitirnos de celebrar
la Eucaristía como apertura a nuestro año jubilar en camino a los 50 años de
misión en Bolivia, para nuestra familia religiosa Misioneras de Jesús Eterno
Sacerdote, es muy significativo e importante. Asimismo, agradezco a nuestro
pastor Mons. Oscar Aparicio quien presidió la celebración de esta noche, a
Mons. Iván Vargas, a ustedes estimados Sacerdotes, religiosos/as de diferentes
comunidades y ustedes queridos hnos. pueblo de Dios que nos acompañan en este
acontecimiento.
Con alegría les comparto a grandes rasgos como fue y
es nuestra historia en Bolivia, en 1975 en el mes de noviembre 3 pioneras Hna.
M. Teodora Smiraglia, Hna. M. Luisa Parzani que ya gozan de la gloria Eterna, y
Hna. M. Giampaola, igual que a otras misioneras que nos sigue espiritualmente.
Ellas salieron desde Italia enviadas por la Madre Fundadora – hoy la Venerable
Sierva de Dios Margarita M. Guaíni. Con ese espíritu misionero de la Madre,
llegaron a la prelatura de Aiquile, – Mizque, donde inició la primera
comunidad, emprendieron el reto de la misión con un corazón ardiente,
apasionadas, abandonadas en las manos de Dios que marcaba su destino, se
ubicaron en una zona pobre, en su mayoría quecha hablantes donde no podían
relacionarse con facilidad, sin embargo una de ellas decía, el lenguaje del
amor nos hace entender. Verdaderamente impregnadas del amor de Dios, muy
valientes y arriesgadas a todo sin temor a nada, se encarnaron en nuestra
cultura porque plasmaron en su vida las palabras de Jesús, vayan por todo el
Mundo, anuncien el Evangelio. Así nuestra Iglesia de Bolivia se enriqueció con
el don del Carisma -Eucarístico, Sacerdotal y Misionero. La semilla del reino
esparcida en nuestra tierra, floreciendo y dando fruto en numerosas vocaciones,
así la Iglesia de Bolivia fue bendecida por Dios, recibiendo los retoños del
carisma, la asociación pública de fieles los Hnos. Misioneros de Jesús Eterno
Sacerdote, que fue el sueño de la Madre Fundadora, también las laicas
consagradas llamas las Oblatas Mjes, los laicos que viven la espiritualidad de
la congregación del Movimiento Apostólico Nuevos, los Adoradores y el
Movimiento del Rosario Perpetuo. Así la familia va creciendo, enriqueciendo a
la iglesia con este carisma de amar y hacer amar a Dios, para que el anuncio
del Reino no se quede detenida si no sea el fermento del perdón y del amor.
También dentro de esta historia maravillosa de Dios, desde Bolivia las Hnas. se
extendieron hacia Perú y Uruguay.
Estos acontecimientos nos invitan a agradecer, a recordar el pasado, a renovar el presente y soñar el futuro, en esto, reviviremos profundamente el llamado que nos hizo Dios para el servicio de la Iglesia, y agradecer a todas las personas que contribuyeron para que nuestro Instituto viva su misión en nuestros pueblos. Elevamos nuestra oración por el descanso eterno de Mons. Jacinto Eker, quien pidió para que las hnas. Mjes. llegaran a Bolivia. Igualmente, nuestra gratitud y estima a los Padres Franciscanos de Trento, muchos de ellos ya están contemplando el rostro de Dios y algunos todavía están presentes, a ellos nuestro reconocimiento por su testimonio, por su gran labor pastoral, y a todas las personas que contribuyeron para que nuestro instituto haya florecido.
Como familia, como hijos/os nos unimos a nuestra
Madre General M. Cristina Alessio quien nos sigue desde la distancia con la
mente, con el corazón, sus oraciones y su deseo más grande que seamos fieles a
la voluntad de Dios. Asimismo, el amor y el cariño de ser familia, nos une a nuestras
Hnas. de Italia, Filipinas, Perú, Uruguay, India y a las comunidades de
Bolivia. Quienes se unen y nos acompañan con sus oraciones siendo el carisma
vivencial de ser ofrenda por la salvación de las almas y la santificación de
los Sacerdotes.
Con la celebración de hoy, hacemos la apertura del
año jubilar de nuestra familia, Misioneras de Jesús Eterno Sacerdote, en camino
hacia los 50 años, nos alegramos y nos motivaremos a vivir este tiempo de
preparación, con profundidad y entusiasmo, por eso podemos decir, año de
gracia, año de renovación, año de fortalecimiento espiritual, año de compromiso
para fortalecer nuestra consagración y misión, y que nuestros orígenes del
carisma, sean un impulso, un ideal para seguir cultivando nuestra identidad en
Jesús Sacerdote.
Nos confiamos a sus oraciones, este año jubilar sea un pentecostés para nuestra familia, esperamos que sean parte de nuestras iniciativas en ocasión por los 50 años de presencia misionera en Bolivia.
Que Dios Padre nos acompañe, la Virgen María
interceda por la humanidad donde reine la unidad y la paz.
Finalmente, con las mismas palabras de la Venerable
Margarita M. Guaini expreso mi gratitud a Dios, y cada uno y coro que nos anión
en esta celebración. Gracias, siempre Gracias y todavía gracias.
Hna. M. Mercedes Álvarez
Delegada Mjes. de A. L.
Eucaristía de Apertura del Año Jubilar en camino a los 50 años de misión en Bolivia
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