La Iglesia de Cochabamba celebra la Ordenación de un nuevo sacerdote

 


El próximo Lunes 4 de Agosto, en el Santuario Virgen de Urcupiña recibirá el Orden Sacerdotal el Diácono Wily Solíz. La celebración se realizará en el marco del Jubileo de los sacerdotes a las 17:00. A continuación le presentamos el testimonio Vocacional que muy gentilmente el Diácono Wily compartió con nosotros.

Testimonio Vocacional



Mi historia vocacional es un poco diferente a como normalmente uno esperaría de las vocaciones de los seminaristas y de los padrecitos. Aunque entrando al Seminario me di cuenta de que en realidad no era tan diferente.

En realidad, cada seminarista tiene su realidad, tiene su historia, y en muchos casos a veces con muchas dificultades, con muchas angustias, peleas, crisis, pero cada quien tiene una historia muy bonita.

La mía comienza en mi familia, primeramente. Yo puedo decir que mis padres y toda mi familia no son católicos. Yo tampoco no lo era. Yo nací en la iglesia de mis padres. Es otra iglesia, bueno puedo decir que es la iglesia de los Mormones. Yo nací en esa iglesia, mis papás lo fueron también, al menos mi mamá, desde joven.

Nací en esa iglesia, crecí ahí, me desenvolví ahí, pero yo siempre pensaba que algo faltaba. No sabía qué, pero sentía que había algo más. No me sentía completamente lleno en el sentido espiritual.

En las actividades que participaba, lo hacía por mi familia, por mi mamá, porque nos enseñan, porque teníamos que estar ahí, todo eso, pero no cultivaba una relación propiamente con Dios. Lo que pasa es que fui parte de esa iglesia hasta los veinte años. Y todo cambió desde que conocí a un sacerdote, un sacerdote del Arquidiócesis.

Un sacerdote



Por una u otra razón, por el camino de Dios, es que me encontré con ese sacerdote. Y por medio de ese sacerdote fui conociendo la iglesia. Claramente él conocía mi realidad, conocía mi historia, conocía un poco acerca de mi familia.

Pero con mucho respeto me pedía que le acompañe, quizás visitando algunas familias, haciendo alguna actividad deportiva o ya más adelante acompañándole a alguna celebración, alguna misa. Y yo por curiosidad iba, pero también con miedo, por mi familia. Después quise ver cómo se desenvuelve un sacerdote, cómo son las celebraciones, si realmente era como en la Iglesia hablaban acerca de los católicos, que algunos te muestran y te hablan siempre lo malo de la Iglesia Católica.

La obediencia a mis papás

Hice mi propia experiencia y poco a poco fui conociendo a la Iglesia y más propiamente lo que un sacerdote hace, cómo sirve y cómo ayuda a las personas, desde su ser en el sacerdocio. Yo fui, en una temporada donde entré en un conflicto interno, de qué hacer ahora en adelante de mi vida. Yo estaba estudiando una carrera, pero en realidad esa carrera era el deseo de mis papás.

Yo era muy obediente a ellos, pero lo hacía con mucho cariño. Pero así también, en cierta forma, yo no podía tomar mis decisiones. Sentía que ellos me tenían preparado, yo debía no más, obedecer y hacer lo que ellos me digan.

Lo cual es cierto, como hijos tenemos que hacerlo, pero también tenemos que dar a conocer lo que nosotros deseamos hacer. También tomar nuestras propias decisiones, nuestro propio camino, aunque nos equivoquemos. Y eso es parte de la vida, la parte de crecer, la parte de conocernos y al final de mejorar.

Y bueno, estaba estudiando otra carrera que era el deseo de mis padres, no pude terminarla. Bueno, ciertamente al inicio lo hice, hice dos años completamente. El primer año me fue bien y todo, pero yo sentía dentro de mí que no era lo que yo quería hacer, no me sentía bien. Y reflexionando decía, ¿cómo voy a ser un buen profesional en esta carrera si no me gusta? No voy a disfrutarlo, no voy a ser un buen profesional y voy a estar frustrado. Y pensaba también en mi familia, es hacerles gastar dinero, ¿no? Porque esa carrera, odontología, es bastante cara, por así decirlo. Y bueno, sí, hasta el tercer año tuve ese punto de quiebre de decir, ¿qué hago ahora? Dejo mi carrera, opto por otra cosa.

¿Qué puedo hacer? ¿En qué puedo ser bueno? ¿Qué? Según mis cualidades, según lo que puedo hacer, ¿qué hago? Y justamente esa temporada estaba acompañando a este padre en las celebraciones. Aunque este sacerdote no tenía intención de que yo entrara al seminario o algo así, me hablaba, pero con alguna charda o algo que se acordaba, él sabía que no estaba contento con mi carrera y él esperaba, quería ayudarme a entrar a otra carrera. Me veía como ingeniero o algo diferente.

Una decisión

Es hasta que una noche, pensándolo mucho, con lágrimas, diciendo, ¿qué hago? Al final me pasó por la mente, ¿y si deseo, y si soy sacerdote? Y de repente apareció todas las dificultades que iba a tener que afrontar, mi familia, dejar la carrera, dejar la religión de mis papás y dejar la casa, irme a otro lado y todo lo que implica en toda mi familia. Pero tuve que hacerlo, quise hacerlo y me lancé a hacerlo. De repente le dije al Sacerdote, meditando bien, lo que quiero hacer, le dije, quiero intentarlo.

Él se asustó por mi familia y toda la realidad porque decía, tus padres me culparán a mí, ¿no? Me van a decir a mí, yo no tenía intención de que tú… Él no se lo esperaba. Y al final, bueno, mis padres también se fueron dando cuenta, porque yo llegaba a casa con una estampita, con un Rosario y no era normal, porque en casa de mis papás no había, no teníamos, luego ellos también fueron a mi facultad a preguntar cómo me está yendo. Yo ya no asistía al final ya a las clases.

No podía ya, no estaba bien y estaba en este proceso de dejar y entrar en algo bueno. Hacer este proceso, mis padres se dieron cuenta, ¿no? Yo a veces salía de casa y se los dije, sí, diciendo que iba a la facultad, pero en realidad no iba. Iba a alguna celebración con este sacerdote o lo acompañaba a alguna actividad o simplemente iba a los templos, ¿no? Iba y me sentaba y meditaba y rezaba y pedía a Dios fuerza para lo que iba a venir después, preparándome ya para una semana.

Mis padres me llamaron la atención ciertamente, muy molestos. Yo también los reuní para ir ya meditando y teniendo bien las palabras correctas para decirles. Los reuní y les dije tres cosas directamente. Estábamos ya a mitad de año más o menos. Les dije que iba a dejar mi carrera. Eso ya fue un golpe duro para ellos, Querían verme como odontólogo, así como una de mis hermanas lo es.Y viendo en el éxito que tuvo ella, querían lo mismo para mí. Como todo padre, quiero lo mejor para sus hijos. Pero ciertamente no todos somos iguales.

Todos tenemos distintas cualidades y diferentes formas en las que nos podemos desenvolver y dar nuestros propios frutos con lo que somos, con cualidades y defectos. Y al final, pues, les dije primeramente de la carrera que dejaría. Mis padres molestos.

¿Qué quieres estudiar ahora? ¿Qué quieres hacer? ¿Por qué no dijiste nada? ¿No has hecho gastar dinero? … Les dije que tengo pensado algo, he estado meditando y quiero hacerlo. Y después les dije que iba a dejar la religión de ellos. Como se han dado cuenta, yo estoy acompañando a un sacerdote y me ha hecho conocer la Iglesia y me siento bien en ella. Siento que aquello que buscaba antes y sentía que no había, lo encontré allá. Y mi mamá ya muy triste, derramando lágrimas me dijo Pero no puedes, ¿cómo? Somos una familia, tenemos que ir a la iglesia. Ahí has nacido, ahí te hemos criado. ¿Y cómo tú te estás separando de nosotros de esta forma? ¿Y qué van a decir los tíos? ¿Qué van a decir los hermanos? … ¿Vamos a hacer la vergüenza de la familia? o.

Lo último que les dije fue lo más fuerte que no solamente quiero ser católico, sino que quiero ser sacerdote y que voy a entrar al seminario.

Ahí mi mamá ya llorando muy fuertemente. Mi papá furioso con el carácter que tiene. Y por el momento ciertamente, ¿no? Condicionándome a que si seguía ese camino, si hacía eso, me olvidara de mis hermanas, de mi mamá. Que no iban a darme nada. Que hasta ahí iba a ser, iban a botarme de casa. Ya estás fuera en todo sentido. Dudé un poco, tuve miedo. Pero al final dije, es la decisión que yo tomé. Y si me equivoco, si realmente no doy para esto, no es lo mío, pues al menos lo habré intentado. Y al menos habré entendido un poco más qué quiero, ¿no? Qué quiero hacer. Y cómo quiero ayudar. Y lo hice, ¿no? Ese medio año, un poco, fue muy difícil.

Los sacerdotes que me ayudaron



 Entré en bastante estrés, dificultad en casa. Mi padre que no quería hablarme ya. Y mi mamá muy triste, siempre constantemente diciéndome que cambié de opinión. Y al final pensaba que no iba a tomar esa decisión. Hasta que ese día hice todo el acompañamiento posible. Pude bautizarme. Aunque no se los dije a mis papás en su tiempo, en su momento. Lo hice a ocultas de ellos. El Padre fue quien me Bautizó, quien me preparó en la Primera Comunión. Me faltaba la Confirmación, pero gracias a Dios, el rector de ese tiempo, Padre Sergio Gamberoni, a quien yo le agradezco mucho, me ayudó bastante. Y me dijo, tú ingresa al año, la Confirmación lo haces aquí en el seminario, no te preocupes. Él entendió mi historia, apreció el camino que estaba haciendo y me recibió. Que en otros casos lo hubieran dudado bastante. Él confió en mí y me recibió. Y antes de entrar ya me acompañó en cierta forma. Yo seguí hasta el siguiente año, en febrero teníamos que entrar al seminario.

 El seminario San Luis en ese tiempo tenía que ser el propio. Yo alistando todos mis documentos posibles, la carta. No tenía una parroquia de origen, únicamente a este sacerdote le acompañaba. …

Así que llegó ese momento y me fui. Me despedí de mis papás, ellos pensaban que yo no iba a irme. Y lo hice, fui a casa, tenía mis maletas listas.

 Doy gracias a Dios

Salí solo de casa y yo llegué a la puerta de San Luis. Solo y entre. Ingresé, hice un camino largo. Un camino muy lindo de seminario, la verdad. Al inicio fue muy complicado. Sentía mucha pena por mi familia. Lloraba pensando si he hecho bien. Si he hecho bien en haber hecho llorar a mi mamá, a mi papá, a mis hermanos. Y fue muy complicado. Pero a Dios gracias. Dios me ha ayudado a que mis padres, mis hermanos, mi familia puedan apreciar y entender el camino que había tomado. Y hasta ahora, que ya estoy a punto de ordenarme sacerdote. Doy gracias a Dios por todas las personas que he encontrado en el camino. A padres de quienes he aprendido y he aprendido también. A discernir mi vocación, a tener más fuerza y decir yo quiero ser como este sacerdote. Quiero seguir ese mismo camino como él lo hace. Personas que te han sabido apoyar, que han rezado por ti.

Religiosas, hermanas, que también te apoyaban en la oración, que te entendían, te apreciaban. Y también te acompañaban. Hermanos laicos, compañeros, todo esto. Realmente ha sido una bendición grande. Y esto ha sido. Perdón, en esta primera pregunta, esta es mi vocación.

Que en realidad es bastante extensa, pero un poco resumida. Así ha sido mi vocación. Por una persona. Que ha nacido sin pensarlo. Y ya estoy a punto de ordenarme y doy gracias a Dios. Y no me arrepiento de nada.

Agradezco a Dios que me ha ayudado a discernir y a tomar el valor y decir que siga, hace este camino. Hazlo. Esto.

Comentarios

  1. Son las 18:30 y acabo de leer tu testimonio. me hubiera gustado estar presente en tu Ordenación, pero, estoy seguro, que algún momento te conoceré. Ciertamente, los caminos del Señor son insondables. Lo que te puedo decir es que para que seas una persona rica, tengas mucha fe, amor y esperanza. Es lo único que necesitamos. Soy una persona de la tercera edad; y conocí al Señor en el ocaso de mi vida, y de lo poco que sé, es que te puedo decir que primero evangelices a tus prójimos; sé fermento para ellos, aunque también sé que nadie es profeta en su tierra (a mí me pasa eso). A estas horas ya eres Sacerdote. Que Dios te bendiga, Wily "persona in Christi".

    ResponderEliminar
  2. Hermoso testimonio, estuve en tu ordenación. Lloré de emoción. Felicidades Padre Willy.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario