Según algunos historiadores la ciudad de Cochabamba, inicialmente la Villa de Oropeza, fue fundada el 15 de agosto de 1571, bajo el amparo de la Virgen de la Asunción, conocida también como la Virgen de los Realistas por la veneración que le daban las autoridades de la Corona Española, honrándola en la Iglesia Matriz. Al surgir los anhelos emancipatorios en las provincias del Alto Perú adquirió mayor devoción la gloriosa Virgen de las Mercedes a la que los patriotas veneraban como “La Virgen Patriota” o sencillamente “La Patriota”.
Según el investigador Adolfo Morales, citado por Raimundo Grigoriú en sus “Datos, apuntes y referencias para una historia de la Arquidiócesis de Cochabamba”, los patriotas retiraron de la Iglesia Matriz la imagen de la Asunción y la llevaron al Monasterio de Santa Clara, en una especie de reducción a prisión simbólica”. En su lugar pusieron la imagen de la Virgen de las Mercedes, honrada por la Orden de los Mercedarios.
El benemérito coronel Juan de la Rosa señala en sus memorias que a la Virgen de las Mercedes “llamábanle la Patriota”. En el año 1810 en su fiesta anual del 24 de septiembre los cochabambinos realizaron “la ceremonia religiosa más solemne”, ya que diez días antes, el 14 de septiembre, se había pronunciado en Cochabamba el grito de independencia en Cochabamba. Su imagen fue llevada como estandarte por los patriotas al campo de batalla de Amiraya, donde el 13 de agosto de 1811 sufrieron una derrota militar frente al ejército realista al mando de José Manuel Goyeneche, perdiendo la Virgen varios dedos en la batalla. Sin perder la confianza en Ella quisieron llevarla el año siguiente a la Coronilla de San Sebastián a hacer frente al ejército realista, pero renunciaron a sacarla de la Iglesia Matriz y tan solo la expusieron a la puerta para bendecir a las valientes mujeres, muchas de las cuales murieron en el enfrentamiento del 27 de mayo de 1812. Pero el 24 de septiembre del mismo año los patriotas obtuvieron por fin una victoria decisiva en la batalla de Tucumán que marcó el inicio de la derrota de las tropas realistas.
Retablo de la bendición de la Virgen La Merced en puertas de la Catedral a las mujeres que combatieron en la Colina de San Sebastián el 27 de mayo de 1812. Foto: Periódico los Tiempos
Siendo ya Bolivia independiente, el Presidente de la República, General José Ballivián solicitó al Papa la erección de la Diócesis de Cochabamba, la misma que fue concedida por Pío IX en 1847. Raimundo Grigoriú refiere que el insigne Obispo de Cochabamba, Monseñor Francisco del Granado, “consagrado el año 1868 y a poco de comenzar su gobierno pastoral”, pidió a la Santa Sede la declaración de la Virgen de las Mercedes como Patrona Cotitular, juntamente con San Sebastián, de la Diócesis de Cochabamba, petición que se oficializó mediante Bula del Papa León XIII en 1881.
En Argentina la Virgen de las Mercedes fue oficialmente reconocida como Patrona del Ejército de la Independencia, siendo aclamada con profunda devoción siguiendo el ejemplo del general Manuel Belgrano quien solía expresar en sus proclamas: “el Dios de los ejércitos, por la intercesión de Nuestra Madre de Mercedes, está con nosotros y va a mostrarnos cuánto protege nuestra justa causa, y que su mano divina es la que dirige nuestras acciones”.
Hoy en día, la advocación de las Mercedes sigue teniendo gran veneración. Pero la Iglesia católica ha aprendido que la Virgen María, Madre de todos los discípulos de Jesús, de ninguna manera quiere verlos enfrentados y menos utilizar las diversas advocaciones como banderas de enfrentamientos. Por eso los verdaderos devotos de María, sea cual sea el título con el que la veneran, deben dar el ejemplo de hermandad y solidaridad, que se extiende también hacia las personas más débiles y desamparadas que carecen de libertad.
Altar de la Virgen de la merced en la Catedral metropolitana de Cochabamba
En ese sentido la Virgen de las Mercedes es hoy también reconocida como la patrona de los internos, antiguamente llamados presidiarios, y también de todos los adictos a la droga, al alcohol, al sexo etc., que se encuentran en cárceles, en lugares de rehabilitación o simplemente en sus casas. La Virgen María se unió a Jesús Redentor en el sacrificio de la cruz, mereciendo así el título de Corredentora. Por ello Jesús quiere que acudamos a Ella para que seamos liberados de todo vestigio de egoísmo, odio y rencor y recibamos el Espíritu de Santidad, de Humildad y de Caridad.
Escrito por P. Miguel Manzanera el año 2014 (+)
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