Mons. Oscar Aparicio Arzobispo de Cochabamba
exhortó este segundo domingo de Adviento a tomar actitudes que nos ayuden a
crear un buen espíritu, un buen corazón, una buena morada para que el Señor
habite en nosotros y que a través de nosotros también la sociedad puede
encontrar luz, dijo la primera autoridad eclesial de la Cochabamba.
Explicó que
los graves problemas que nos atañen son , la falta de entendimiento
entre nosotros, producto después de aquello evidentemente de las divisiones y
discordias, el sólo pensar en sí mismo, producto de aquello la corrupción, el
querer auto prolongarse siempre, el querer mantener el poder. El pensar que la
solución la tiene sólo uno y otro, producto de esto la gran crisis a la que nos
están arrastrando.
Resaltó que la obra buena, la obra de
eternidad que nosotros podemos construir en este mundo por más pequeña que sea,
repercute; un buen gesto, una buena atención, una amabilidad, una buena conversión,
una sonrisa, el buen trato, un no sólo buscar el interés sino escuchar al otro,
un despojarse de la soberbia, un hecho de que nos podamos nosotros ver como
hermanos, ver al otro que tiene algo que decir.
Clamamos nosotros al Señor recién diciéndole
ven Señor no tardes te esperamos y preparamos nuestros corazones, preparamos
nuestro espíritu, preparamos nuestras comunidades, nuestras familias,
preparamos para la venida del Señor. Acompañados de actitudes que nos ayuden a
entrar en la conversión y tomar este tiempo de gracia e importante. Vean que la
oración inicial hace una hermosa y bella coincidencia también con esto la
recuerda. Se refiere a la Virgen María y de alguna manera destaca que el Señor
que viene, el Señor que salva ha sido propiamente incubado en María, en su casa;
que desde la eternidad Dios ha preparado esta morada así lo dice. Referido
ciertamente a María que dará a luz a su Hijo Jesús, pero vean que es la
referencia también a nosotros. Fundamentalmente es preparar nuestro pesebre
viviente, resaltó Mons. Aparicio durante la alocución de su homilía.
Tú y yo nos convertimos en este pesebre
viviente al estilo de María que acoge al Señor, que nazca en nuestro corazón,
que nos infunda un espíritu bueno, que nos ayude a ser o entrar en estas
actitudes de paz, misericordia, amor, perdón, reconciliación, de una cultura de
paz, de un preocuparnos de los unos de los otros, de hacer un espíritu en el
cual queremos ciertamente ser iglesia fundamentalmente para aportar y ser luz
también para las naciones en nuestra sociedad. Si nos estamos preparando al
nacimiento del Señor para que seamos una morada real y verdaderamente de Cristo
nuestro Señor a imagen de la Virgen María la Inmaculada que de verdad también
pueda repercutir en la sociedad, exhortó.
Que el Señor permita que en este camino
también nosotros encontremos y vayamos siendo esta morada al estilo de María,
de Jesús que nace, que viene. Por eso vean que el Evangelio es de verdad como algo
muy importante de anuncio también de todo esto, ratificado y presente en María.
Es el ángel Gabriel que se acerca a ella, es el ángel que le anuncia que, pese
a su situación concreta de fragilidad de persona humana, ¿ qué hay más
corruptible en este mundo? El ser humano, dijo.
¿Cuál es la debilidad más grande del ser
humano que va camino a la muerte? ¿Cuál es la miseria más grande del ser
humano? De ti, de mí. Que la vida, los años avanzan y nos avanzamos a un
sepulcro. Por más que hagamos lo que hagamos, pues aquí, en esta situación, en
esta fragilidad, en esta pequeñez, al mismo estilo de María, el ángel dice
alégrate llena de gracia porque el Señor está contigo. Mons. Oscar explicó que
lo que le dice María lo dice a nosotros, alégrate en tu miseria, en tus miedos,
en tus crisis, en tu inmensa fragilidad, alégrate porque el Señor está contigo
y él ha previsto que el Salvador venga a tu vida, que el Salvador nazca de ti.
Nosotros podemos decir al estilo de María, pero ¿cómo esto posible? ¿Cómo es
posible que yo sea capaz de semejante gracia? Es obra de Dios, es promesa de
Dios, es Él quien quiere que esto sea de esta manera. ¿Qué responde? ¿Qué
responde María? He aquí el esclavo del Señor, hágase en mí según tu Palabra.
Que nos acompañe esta actitud a nosotros. He
aquí el esclavo, el esclavo del Señor. Si tú has visto en mí, pequeño, frágil,
que puedes hacer una obra y que quieres que sea morada, hágase en mí según tu
palabra finalizó su homilía.
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