MONS. OSCAR APARICIO: EL SEÑOR VIENE EN MEDIO DE LAS TRIBULACIONES Y EN MEDIO DE GRANDES TORMENTAS

 


Es cierto que estos domingos nos encuentran también con preocupaciones muy complicadas en nuestro diario vivido, miedo a guerra, en una crisis profunda de todo tipo, de todo tipo, porque no sólo es económico, no sólo es falta de combustible, no sólo es el alza de precios de la granja familiar, sino una crisis también en lo político, en lo social, en lo moral, en lo ético, en los valores profundos, alguno dice ha cambiado tanto el mundo que nos trae también tantos pesares de los cuales nos ponemos solamente en congoja, es cierto aquello, pero es verdad también que el Señor viene,  dijo Mons. Oscar Aparicio, Arzobispo de Cochabamba durante la alocución de su homilía dominical, hoy domingo 1 de diciembre, primer domingo de Adviento.

Mons. Aparicio explicó que  cuando celebramos Cristo Rey, dice la tribulación acabará, ¿por qué? porque el fin del ser humano no es una tumba, no es la muerte, no es solamente este mundo, sino más bien la gloria de Dios, es un anuncio por tanto bello en el que nosotros también podemos entrar en esta sintonía y esperando aquello, pese a todos nuestros miedos, a nuestras crisis, nuestros temores, nuestros abatimientos y aunque ciertamente puede acontecer todo esto, el Evangelio lo dice ahí, habrán grandes tormentas, grandes situaciones difíciles, estén atentos porque ahí viene el Señor, remarcó.

 

HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO

ARZOBISPO DE COCHABAMBA

DOMINGO 1 DE DICIEMBRE – PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

 

Coincide de una manera creo muy interesante,  el día de hoy que comenzamos un nuevo mes, final del mes primero de diciembre, pero también iniciamos el Año Litúrgico y lo hacemos siempre con el Adviento, el advenimiento, es decir, la venida del Señor, por eso la Palabra hace énfasis en aquella venida, es propiamente ponernos en alerta, ponernos en actitud de conversión, de camino, en ponernos en una actitud de esperanza, de saber que lo que viene es la liberación, es Dios mismo, es el Señor, por tanto es una buena preparación ciertamente para la Navidad.

 

Estamos iniciando este camino así de preparación, vean que la corona de Adviento nos indica aquello, es bonito este signo que se ha propagado por todo el mundo en realidad y nosotros también lo hemos querido adoptar, es esta corona con este significante, la significativa presencia de estas cuatro, cuatro sirios que serán encendiendo domingo a domingo para indicar que son cuatro los domingos de Adviento que preceden a la Navidad, vean que incluso hay uno que tiene un color diferente, será el tercer domingo de Adviento, el tiempo del gozo, porque se acerca el Señor, estamos en este primer paso, primer domingo del advenimiento, de la venida del Señor, de preparar los corazones, no hay nada mejor hermanos que prepararse para algo que acontece, no es cierto, que no venga de sorpresa.

De hecho la palabra de Dios se esfuerza también para ponernos en esta sintonía, es cuando empezamos un peregrinaje, nos preparamos ciertamente para el peregrinaje pero ya después al empezar el camino lo vamos haciendo también en reflexión, en oración, en estar atentos a lo que estamos haciendo, el paso a paso, ir caminando o preparando esta venida en este caso del Señor.

 

Es un tiempo de esperanza, tiempo de consuelo, tiempo de paz, tiempo de preparación, tiempo de conversión, tiempo de la gracia de Dios, hay que vivirlo bien, Pablo se esfuerza por aquello, lo mismo que en la primera lectura, preparen bien los caminos, vivan bien lo que significa ser seguidores del Señor, su vida cristiana o su vida de fe debe acompañar justamente en este camino en buenas obras, en buen sentimiento, en convertirse, en perdonarse, en reconciliarse, en estar atento a dónde me está apretando el zapato y dónde debo cambiar, dónde o en qué debo estar realmente más espabilado por decir así que otras cosas.

 

Es un tiempo de evaluación, es un tiempo de gracia, es un tiempo de mirar al Señor con esta actitud, estamos esperando, esperando además con ánimo y estamos esperando con buenos corazones, queremos que de verdad el nacimiento del Señor sea en nuestros corazones, en nuestra vida, de preparar por decir así el pesebre viviente que somos nosotros y también es nuestra comunidad de iglesia. Quedamos entonces invitados a esto.

 

Es cierto que estos domingos nos encuentran también con preocupaciones muy complicadas en nuestro diario vivido, miedo a guerra, en una crisis profunda de todo tipo, de todo tipo, porque no sólo es económico, no sólo es falta de combustible, no sólo es el alza de precios de la granja familiar, sino una crisis también en lo político, en lo social, en lo moral, en lo ético, en los valores profundos, alguno dice ha cambiado tanto el mundo que nos trae también tantos pesares de los cuales nos ponemos solamente en congoja, es cierto aquello, pero es verdad también que el Señor viene, que terminará, así como ya nos anunciaban el año pasado, decir o el Año Litúrgico del pasado cuando celebramos Cristo Rey, dice la tribulación acabará, ¿por qué? porque el fin del ser humano no es una tumba, no es la muerte, no es solamente este mundo, sino más bien la gloria de Dios, es un anuncio por tanto bello en el que nosotros también podemos entrar en esta sintonía y esperando aquello, pese a todos nuestros miedos, a nuestras crisis, nuestros temores, nuestros abatimientos y aunque ciertamente puede acontecer todo esto, el Evangelio lo dice ahí, habrán grandes tormentas, grandes situaciones difíciles, estén atentos porque ahí viene el Señor.

 

A veces entonces en la crisis más profunda podemos encontrar el hábito de esperanza y encontrar a Dios mismo, en los sufrimientos y en los desfallecimientos podemos también encontrar este apoyarnos en el Señor, en la muerte podemos encontrar la vida, en la cruz Jesús nos regalará la resurrección, por eso es bueno el nacimiento del Señor, por eso acoger a Cristo es fundamentalmente importante, que por tanto en este camino liderado también en nuestras preocupaciones, el Señor nos ayude a preparar bien nuestros corazones, a tener ánimo y repito a identificar dónde está la situación más grave que nos ayuda a enfrentarla y que esperamos el nacimiento del Señor.

 

Nuestra Asamblea Pastoral Arquidiocesana

 

Por otro lado hermanos es un bello mes, diciembre siempre es un bello mes, de hecho tener también el día del peatón aquí aunque no hemos podido reunir todos, esta vez como Asamblea tenemos las limitaciones de movilizarnos de lejos aquí a la Catedral, sin embargo es un tiempo también bueno porque ponemos nuestro empeño en cuidar la casa común, es fundamentalmente importante. Queremos el próximo domingo encontrarnos como asamblea pueblo de Dios y celebrar nuestra asamblea arquidiocesana, todo el día, toda la jornada, que aunque es la fiesta también de la Virgen María, sin embargo nos queremos encontrar para pensar, para saber cómo está nuestro camino en nuestro sínodo arquidiocesano.

 

Queremos caminar juntos, qué logros hemos tenido, hacia dónde hemos caminado, qué es lo que hemos hecho, hacia dónde vamos, a ver qué necesitamos también de poner líneas comunes de todas nuestras comunidades, nuestras familias para seguir en este camino sinodal. Nos encontraremos en el Coliseo del Colegio Don Bosco, allí en la Quintanilla, para poder repensar todo esto y sacar conclusiones y decir necesitamos nuevos aires, necesitamos líneas claras importantes pastorales para seguir caminando todo el próximo año, de alguna manera también viviendo el jubileo que nos pide el Papa de atención a la oración, a los jóvenes, a los pobres.

 

Solidaridad con nuestras parroquias

 

Por otro lado, ciertamente tenemos esta situación concreta que nos ha acontecido, frente a las inclemencias del tiempo, la caída de la cúpula de la parroquia en Villa Ribero. Nos ha estremecido, como también prácticamente la inminente caída del templo en Morochata. Nos preocupa grandemente. Sin embargo, vean que aquí tenemos la posibilidad, la capacidad, de no sólo solidarizarnos, sino poner el hombro para que encontremos también soluciones, ciertamente en estas infraestructuras, pero que nos ayudan a que como comunidad podamos seguir caminando.

 

Nos invita a la solidaridad. Por eso ya quiero anunciarles desde hoy que el cuarto domingo del Adviento queremos hacer una colecta general para atender estas desgracias que han acontecido en el templo, en la parroquia de Villa Ribeiro y el templo en la parroquia de Morochata. Haremos una colecta de toda la arquidiócesis para atender en algo también aquella situación que se nos ha venido encima.

 

Y agradecemos a todos los que ya desde el inicio están haciendo también todo este apoyo y esta solidaridad. Que el Señor, por tanto, nos permita caminar bien, prepararnos bien, en este adviento, la venida del Señor. Amén.

 

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