MONS. OSCAR APARICIO: VERDADERAMENTE HA RESUCITADO EL SEÑOR

 


Durante la homilía de la Eucaristía celebrada por la Fiesta Pascual, el día domingo 20 de abril, Mons. Oscar Aparicio, Arzobispo de Cochabamba pidió que el Señor bajo nuestra experiencia, nuestra vivencia, nos haga testigos valientes de la resurrección y de la vida.

Nosotros. Este año 2025. Después de la cuaresma y después de esta gran afirmación y esta celebración de vigilia pascual y este domingo, hoy, 20 de abril de 2025, somos testigos de aquello, dijo el prelado r5efiriéndose a la Resurrección de Cristo.

                                                          HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO

ARZOBISPO DE COCHABAMBA

DOMINGO 20 DE ABRIL

 Verdaderamente ha resucitado el Señor. Esta exclamación debe ser la nuestra. Afirmamos y afirmamos que es cierto que el Señor vive, Él ha resucitado.

Hemos tenido esta experiencia y espero personal y vean que la misma palabra de Dios, los testimonios de aquellos que hemos sido nosotros también o hemos escuchado, de alguna manera los hemos visto, nos pueden atestiguar exactamente lo mismo. María, las mujeres que van al sepulcro al amanecer quedan asustadas, admiradas porque la piedra del sepulcro estaba retirada. En su asombro creen que el cuerpo del Señor ha sido retirado por alguien.

Sin embargo, luego de experiencias reales y verdaderas, no solo les dice sino que les hace vivir en concreto que el Señor vive, que el Señor ha resucitado. Hemos escuchado el Evangelio ayer que decía ¿Por qué buscan entre los muertos aquel que vive? Él no está aquí, Él ha resucitado. Y en otros textos del Evangelio también escuchamos prácticamente cuando Jesús se dirige a María y le dice María.  Ella en todo su asombro, reconociendo al Señor, dice Rabboni, maestro. Esta experiencia de María, lo que hemos dicho en la secuencia de Pascua, ¿Qué has visto tú María en el camino? ¿Qué es lo que nos puedes contar? Ella dice en concreto, bajo su experiencia, bajo su vivencia, bajo su testimonio de que aquel que estaba muerto, aquel que ha sido sepultado, no está allí porque vive, verdaderamente ha resucitado el Señor. Pedro lo atestigua de la misma manera. Aquel que escuchando a María, esta preocupación de que el cuerpo de Cristo no está, corre al sepulcro con Juan, el otro discípulo, dice el Evangelio.

Entrando a aquella tumba, descubre que el sudario y las vendas están solas o tumbadas y cree, cree aquella palabra de aquella que había anunciado. Cristo vive. Juan, el otro discípulo, también entrando, siendo testigo de aquello, cree.

Por tanto, la experiencia de vivencia, propiamente de estos dos apóstoles y después de los demás, de aquellos que son testigos oculares de la resurrección del Señor, nos lo cuentan. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Pablo no es testigo ocular.

 Él no estaba en ese momento. Él estaba en otros afanes, en otras tareas. Sabemos que después, propiamente, es aquel que persigue a la iglesia y los discípulos.

 Sin embargo, encontrándose personalmente con el Señor, es capaz de anunciar aquello que hemos escuchado en la segunda lectura. Teniendo una experiencia y vivencia real y verdadera del resucitado, porque Jesús se le presenta así, resucitado, él no hubiera conocido físicamente al Señor antes de su resurrección, pero sí después. Y él mismo dirá, yo soy como un apóstol, el último de los apóstoles, el enviado por Dios, que pasa de ser perseguidor de los cristianos a un cristiano que anuncia la resurrección y que todo lo considera vano frente a la resurrección del Señor.

Es la experiencia suya. Es lo que nos refiere. Es lo que nos dice. Es su vivencia real y verdadera. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Casi que podríamos ir relatando muchos otros episodios, muchas otras experiencias.

Sin embargo, esto ya nos da la idea de algo fundamental. Se trata de una experiencia y una vivencia también comunitaria. No sólo es individual.

 María y las otras mujeres son testigos. Pedro, Juan y los otros apóstoles son testigos. Pablo y las comunidades paulinas son testigos de que Cristo ha resucitado, que Él vive y está entre nosotros.

Somos testigos de la resurrección del Señor

Nosotros. Este año 2025. Después de la cuaresma y después de esta gran afirmación y esta celebración de vigilia pascual y este domingo, hoy, 20 de abril de 2025, somos testigos de aquello.

 ¿Podemos decir verdaderamente ha resucitado el Señor y habita entre nosotros? ¿Podemos dar testimonio de aquello en nuestra experiencia y en nuestra vivencia real y verdadera? ¿Estamos inmersos en la secuencia de pascua que hemos rezado todos juntos? Tú y yo somos testigos de la resurrección. Alegrémonos y gocemos porque realmente el Señor ha resucitado. Que sea este nuestro testimonio.

Y de aquí en adelante lo que tenemos que construir es propiamente la vida. Ser testigo de la resurrección significa grandemente ser testigos de la vida, del amor, de la paz, de la justicia que Dios nos trae. Frente a todas las dificultades, sobre todo hoy que podamos vivir.

Ya sea mundialmente, ya sea socialmente en nuestra patria, ya sea familiarmente, ya sea comunitariamente. En realidad, llamados a ser obras de vida eterna. Porque tenemos el espíritu y la experiencia del resucitado en nuestras vidas.

Les invito pues entonces hermanos a que de verdad no sólo nos alegremos y nos regocijemos de esta resurrección, sino que de verdad que el Señor bajo nuestra experiencia, nuestra vivencia, nos haga testigos valientes de la resurrección y de la vida, vida en plenitud que nos trae el mismo Señor Jesucristo. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.

Comentarios