MONS. OSCAR APARICIO RECUERDA EN LA SOLEMNIDAD DE MARÍA MADRE DE DIOS QUE DIOS NOS SALVA

 

…esta festividad nos llama otra vez a ser conscientes de lo que Dios ha hecho con nosotros… El viene en auxilio nuestro para salvarnos. De hecho, el nombre de Jesús significa aquello, Dios salva. Por tanto, nosotros que estábamos perdidos, la humanidad que está perdida, tú y yo que estamos perdidos, que no sabemos dónde caminar o que nos encontramos frente a nuestras limitaciones, el Señor viene en auxilio para amarnos, perdonarnos y salvarnos. Dios salva, si acontece en este mundo es para justamente esto mismo, para hacernos lo que dice Pablo, hijos e hijas de Dios, porque la festividad, miren, es bellísima, es bellísima esta festividad. Se menciona a María como madre de Dios. Esa es la festividad, esa es la solemnidad que estamos celebrando, en el primer día del año, dijo Mons. Oscar Aparicio durante su homilía en la eucaristía hoy miércoles 1 de enero del 2025

                                            HOMILÍA DE MONS. OSCAR APARICIO

ARZOBISPO DE COCHABAMBA

Esta festividad hermanos, trae ciertamente la ratificación de muchos aspectos de los que ya hemos ido escuchando y hemos ido aconteciendo justamente en esta Navidad. Puede que alguno dice es muy reiterativo, en la octava se sigue mencionando lo mismo, en esta festividad de María, Madre de Dios, se sigue reiterando lo mismo, pero es que sí, nosotros somos a veces de cabeza dura, oído lento y que penetre nuestra palabra a nuestro corazón, siempre a veces es difícil. Por eso yo creo que esta festividad nos llama otra vez a ser conscientes de lo que Dios ha hecho con nosotros. Si en síntesis nosotros podemos ver hoy día la palabra, está clarísimamente diseñado lo que Dios tiene como voluntad para el ser humano. Cuando hablo del ser humano, hablo ciertamente de la humanidad, de todas las razas, pueblos, generaciones, pero hablo también de ti, de mí, en concreto, hablo de nosotros. Dios ha querido para ti, para mí, para la humanidad, tener un plan salvífico frente a la situación del ser humano que ha sido rechazar a Dios, no aceptar su amor, Dios vuelve a ratificar que nos ama profundamente y que nos rescata justamente de aquello que puede ser también nuestra naturaleza, es decir, de la corrupción, de la muerte, de la fragilidad.

 Él viene en auxilio nuestro para salvarnos. De hecho, el nombre de Jesús significa aquello, Dios salva. Por tanto, nosotros que estábamos perdidos, la humanidad que está perdida, tú y yo que estamos perdidos, que no sabemos dónde caminar o que nos encontramos frente a nuestras limitaciones, el Señor viene en auxilio para amarnos, perdonarnos y salvarnos. Dios salva, si acontece en este mundo es para justamente esto mismo, para hacernos lo que dice Pablo, hijos e hijas de Dios, porque la festividad, miren, es bellísima, es bellísima esta festividad. Se menciona a María como madre de Dios. Esa es la festividad, esa es la solemnidad que estamos celebrando, en el primer día del año.

Con eso, ¿Qué estamos diciendo? Que Dios ha tenido la pleitesía de tomar una de nosotros, una mujer, y hacerse hijo de un ser humano. Hermanos míos, no piensen que estamos aquí haciendo blasfemias. Pero cuando mencionamos a María, ser humano, mortal, de carne y hueso, con una historia frágil y débil, que no es Dios, la decimos que es madre de Dios, estamos diciendo que Dios se ha bajado a tal punto que se hace en María, hijo. En otras palabras, nosotros, nosotros no sólo somos salvados, sino también que podemos optar a ser como dioses, hijos e hijas de Dios. Esto es lo que hay que ser consciente, de esto es lo que tenemos que el año 2025, crecer y entrar en esta conciencia. No por mérito propio estamos llamados a ser hijos de María, hijos de Dios padre.

 No por mérito propio podemos llamarle a Dios papá, sino por mero amor de Dios mismo, que nos da la dignidad de seres libres, que nos da la dignidad de ser como Dios, que nos da la dignidad, la identidad de poder participar de su gloria, de la vida y la vida en plenitud. Porque hermanos míos, hemos venido para este mundo, si Dios nos ha concebido la vida en este mundo, no es para que podamos sufrir y tengamos que estar todo acongojados, sino más bien para que seamos felices, para que encontremos un sentido profundo a la vida. Si nos ha dado y regalado una familia, es para que nosotros podamos en esta familia encontrar la paz, la seguridad y crecer en el amor. Si nos da una sociedad, es para esto. Si a tantas de ustedes les ha dado hijos, hijas como don, como un regalo, porque sus hijos son regalo de Dios, son don de Dios. Y si a ustedes, hablo por ejemplo de las Doroteas y de mí mismo, nos ha regalado el Señor una familia más grande como una comunidad, es un don de Dios, es enorme don de Dios.

Si nos ha hecho nacer aquí, en este lugar, en esta sociedad, que alguno puede decir, pero ser boliviano es una macana, he escuchado yo muchas de estas expresiones, ¿Cuánta gente se quiere ir de acá? El haberte hecho nacer en una familia, en una sociedad, en un país, es un don de Dios. Por tanto, tenemos que entrar en conciencia de que somos hijos e hijas de Dios, para reconocer a nuestros hermanos y construir un mundo de paz, un mundo de amor, un mundo de fraternidad. Lo que hagamos de bien este año 25, y lo que hemos hecho el 24 y el 23, ha tenido que ser algo que se acumula para la vida eterna, obras de vida eterna, obras de bien, como hijos e hijas de Dios. Si hemos obstaculizado, más bien el amor, la vida, la fraternidad, la paz, también va la eternidad. Por tanto, hermanos, de verdad, yo espero que nosotros nos dejemos amar profundamente por Dios, que tengamos la dignidad de ser hijos e hijas de un mismo Padre, hijas e hijos de María, María que es Madre de Dios y Madre de los hombres. Amén.

Comentarios